Adiós a un hidalgo
"Los avatares y los quebrantos, jamás derrotaron a este caballero ejemplo de optimismo".
Nuestra Calama ha perdido a un hombre doctrinario de la paz y de la amistad, a un caballero hidalgo, todo un personaje de la vieja guardia; donde la virtud, la dignidad y la modestia se conjugaron en un universo de bellas ideas y de firmes principios.
Osmán Mora Toro -llamado con cariño Don Osmán- fue una doctrina en su profesión de Ingeniero Eléctrico por más de cincuenta años, derramando su saber de maestro en varias instituciones como Centro Cultural Río Loa, Liga Protectora de Estudiantes, Escuela Industrial San José, Codelco -División Chuquicamata, Chilex Exploration Company, Corporación de Deportes Chuquicamata Fedemu - Ansco Asociación Nacional de Supervisores del Cobre- de esta tierra generosa de "Sol y Cobre".
Osmán fue docto en su quehacer profesional. En lo primero siendo docto fue sencillo, sin aspaviento y sin estridencias. Trabajador infatigable y tenaz. A su edad avanzada, su quehacer laborioso impresionaba.
Con su vestuario clásico, en su recorrido habitual encarnaba una época, que lamentamos ya se nos está yendo, se nos va alejando. Época del idealista, del caballero quijotesco, del intelectual, del que se imponía por presencia. Jamás arrogante, pero siempre digno, no rompiendo esquemas y ateniéndose siempre a la doctrina de hombre de bien.
Amigo de los amigos, conjugaba muy bien esta virtud, que siempre usó en su diario vivir para cultivar la amistad, que fue su religión. Esa flor de tolerancia que mantuvo con sus amigos, le valió siempre el reconocimiento, el respeto y el afecto de quienes tuvimos la suerte de haber sido distinguidos por su nombre personalidad.
Así se deslizó su vida dentro de su profesión de ingeniero, sencillo y claro, como el fluir interminable de un manantial pleno de generoso contenido en cuyas aguas cualquier amigo y colega, calmó su sed de saber, cuando seguía con delicada atención la charla amena, la palabra florida y profunda, pleno de sabiduría que Osmán sabía con inigualada generosidad espiritual.
Los avatares y los quebrantos, jamás derrotaron a este caballero ejemplo de optimismo. Por el contrario, fortalecieron aún su personalidad. Y tuvo tantos como los que da la vida. A veces sin perdonar. Pero Osmán fue un gladiador y siempre estuvo en la arena, toda su vida dispuesto…luchando. Hasta que lo sorprendió la muerte. De repente, sin anuncios.
Más de alguna vez, cuando románticamente inspirado quería definir al hombre decía: Debe ser mitad Quijote y mitad Hamlet y agregaba: "La vida es demasiada corta para empequeñecerla. ¿Y cuándo la empequeñecemos? Cuando somos egoístas, superficiales, vanidosos, vulgares. ¿Y cuándo la engrandecemos? "Cuando la dignificamos luchando por nobles y generosos ideales, cuando sembramos amor y damos con alegría lo mejor de nosotros mismos, cuando luchamos por la Libertad, por la Justicia y por la Tolerancia."
Sentimos su partida como un desgarramiento físico que destroza parte de nuestra estructura espiritual, le expresamos en vida nuestra profunda amistad, nuestra admiración fraternal, nuestro sincero afecto.
Arturo Mardones,
Rotary Club Chuquicamata