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Descubren que la vitamina B12 es clave para reprogramar células y regenerar tejidos

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Un estudio científico revela que la vitamina B12 tiene un papel fundamental en la reprogramación celular y la regeneración de los tejidos, un nutriente que se consigue de alimentos como pescados, carne roja, carne blanca, huevos, leche y otros productos lácteos.

Ese es el resultado de un estudio liderado por el instituto IRB Barcelona de investigación biomédica y publicado en la revista Nature Metabolism, que se centró en investigar el papel de la B12 en la reprogramación celular, un proceso que se considera que imita las primeras fases de la reparación de los tejidos.

Con los datos sobre la mesa, el equipo de IRB Barcelona, liderado por el doctor Manuel Serrano, descubrió que la reprogramación celular en ratones consume grandes cantidades de vitamina B12, y que su disminución se convierte en un factor limitador que retarda y perjudica algunos aspectos del proceso de reprogramación.

La vitamina B12 es un micronutriente muy usado que se conoce desde hace mucho en su papel esencial en mantener la función nerviosa, contribuir a la producción de glóbulos rojos y facilitar la síntesis de ADN, todos ellos procesos vitales para la salud en general.

Teniendo en cuenta la abundancia de la vitamina B12 en la dieta normal de los ratones, los investigadores se sorprendieron al observar que un suplemento de la B12 mejoraba significativamente la eficiencia de la reprogramación.

Los investigadores observaron también que las células intestinales que inician la reparación experimentan un proceso similar a la reprogramación celular y que también se benefician de la suplementación con vitamina.

"Estos resultados son prometedores para la medicina regenerativa, con potencial para beneficiar a pacientes mediante una mejor nutrición", manifestó el doctor Manuel Serrano.

La investigación también profundizó en los requisitos metabólicos de la reprogramación celular, y descubrieron que la vitamina B12 es un factor limitante de una rama del metabolismo involucrada en una reacción conocida como "metilación".

Para que el ADN de las células inicie la reprogramación o la reparación de tejidos, se requieren niveles elevados de la reacción de metilación y, por lo tanto, de vitamina B12.

Sin los niveles suficientes de vitamina B12 en los procesos de reprogramación celular o regeneración de tejidos, se provocan errores múltiples en la función de los genes.

El conflicto: un estudio revela que no es inherente al humano ni inevitable para la evolución

KOKOLOPORI. Investigación a grupos de bonobos en la selva tropical de la República Democrática del Congo entregó respuestas sobre la biología de la evolución humana.
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Aún siendo de diferentes grupos comparten, cooperan y si es necesario agreden conjuntamente al que se porta mal, pero sin llegar a ser letales: un sorprendente estudio con bonobos desmitifica la creencia establecida hasta ahora de que el conflicto es inherente al ser humano, y algo inevitable desde el punto de vista evolutivo.

La sospecha de que, por su similitud con los humanos, esta especie casi extinta ayudaría a responder muchas preguntas sobre la biología de la evolución humana llevó al científico a crear un centro de investigación en la remota selva de Kokolopori (República Democrática del Congo) en el año 2016.

Habituar a los animales

"Tardamos entre tres y cuatro años en habituar a los animales a las observaciones de los humanos", recuerda a Efe.

Una vez logrado, investigadores y rastreadores locales siguieron diariamente a tres grupos diferentes de bonobos en esta frondosa selva tropical.

"En un día normal, salíamos del campamento con las linternas frontales hacia las 04:30 de la madrugada para encontrar a los bonobos en los nidos donde habían pasado la noche, les seguíamos desde que se despertaban y registramos su comportamiento hasta la noche, cuando volvían a construir el nido en otro lugar", dicen.

Esa minuciosa y constante labor de monitoreo dio lugar al hallazgo de otra especie, más allá de los humanos, capaz de tejer alianzas y ayudarse de manera altruista. El descubrimiento -del que Surbeck comparte autoría junto a la investigadora del Centro de Primates Alemán, Liran Samuni- se publica en revista Science.

"Rastreando y observando múltiples grupos de bonobos en Kokolopori nos sorprendieron los elevados niveles de entendimiento entre los miembros de diferentes grupos de bonobos y cómo eso allana el camino hacia la cooperación entre grupos, sobre todo para repartirse el alimento", indica Samuni.

Los investigadores encontraron conexiones muy estrechas entre los vínculos de cooperación de los grupos de bonobos con los existentes en las sociedades humanas.

Entre otros, vieron que los bonobos, al igual como suelen hacer los humanos, "no interactúan entre ellos al azar, sino que la cooperación se da preferentemente con miembros concretos de otros grupos a los que ven más proclives de devolverles el favor en caso de necesitarlo", detalla Surbeck.

Alianzas y sororidad

Esta red de alianzas entre las distintas comunidades de bonobos se fundamenta en "individuos muy activos dentro de los grupos" y la cooperación tiene como objetivo prioritario "compartir la comida".

En este último aspecto viene otra de las grandes similitudes con la especie humana, advierte Surbeck, y es que las hembras bonobo "parecen particularmente buenas formando alianzas para compartir comida entre grupos y tratar de ser equitativas en el reparto".

Si los machos se portan mal, los investigadores observaron cómo hembras de diferentes grupos se unen para agredir al macho agresor, incluso las que pertenecen a su mismo grupo.

Esta 'sororidad' en la defensa nunca llega a traducirse en agresiones letales -hace hincapié Samuni- como, por el contrario, sí ocurre con los chimpancés.

Precisamente, la inexistencia de esa cooperación y alianzas entre los chimpancés -los 'parientes' de los humanos más estudiados- es parte de lo que hace este descubrimiento en los bonobos tan novedoso.

"Las relaciones entre los distintos grupos de chimpancés son predominantemente hostiles y las agresiones letales suelen ser comunes. Por ese motivo, los modelos de evolución humana daban por supuesto hasta ahora que la hostilidad y la violencia de grupo son innatas a la naturaleza humana", detalla Samuni.

A juicio de los investigadores, las conclusiones de los bonobos "cuestionan la idea de que compartir cultura y normas sociales son condiciones imprescindibles para que surja la cooperación entre grupos".

"Los bonobos demuestran que la guerra constante entre grupos vecinos no es necesariamente un legado humano y es perfectamente evitable desde el punto de vista evolutivo", según Surbeck.

El estudio de cómo surge la cooperación en una especie tan estrechamente emparentada con los humanos "aporta una nueva visión sobre las condiciones que promueven la cooperación entre grupos frente al conflicto", coinciden.

"Es indudable que tener una cultura, tradición y normas sociales similares facilita la cooperación entre sociedades humanas, conduce al intercambio de recursos y conocimiento, pero vemos cómo los bonobos también cooperan sin necesidad de compartir normas sociales, tradiciones o cultura", sostiene.

Surbeck y su equipo, en estrecha colaboración con las ONG Vie Sauvage (en la República Democrática del Congo) y Bonobo Conservation Initiative (EE.UU.) aún tienen mucho por observar y analizar a los bonobos para aprender más de la evolución y naturaleza humana en "algo tan necesario en estos momentos: la cooperación y resolución de conflictos".