Algo más de cuatro décadas han transcurrido desde que el paso de la llamada "Caravana de la Muerte", sembró una estela de amargura que permanece fresca en la memoria de las familias que perdieron abruptamente un padre, un tío, un sobrino, un amigo.
No hay palabras en el léxico que consuelen a las familias de los detenidos desaparecidos. Al contrario, cada 19 de octubre cobra con mayor intensidad el fatídico episodio que truncó veintiséis vidas y lo que es peor, el sufrimiento ha calado en las nuevas generaciones.
Esa realidad quedó en la retina de quienes escuchamos el testimonio de los nietos de las víctimas, que acusan los efectos de la ausencia, demandan justicia, colaboración y mano dura a los ejecutores.
Esa hambre de verdad y justicia halla eco en nuestro gobierno, facilitando los espacios de encuentro para la agrupación de detenidos desaparecidos y desde el Servicio Médico Legal, rastreando la identidad de las víctimas en una gota de sangre con aplicación de tecnología de punta, método que ha permitido identificar a más de 130 víctimas mediante la comparación de ADN.
El gobierno de la Presidenta Bachelet entiende los derechos humanos como eje rector del Estado y los pilares sobre los cuales se asienta una sociedad democrática que exige verdad, justicia y reparación por los crímenes de lesa humanidad ocurridos en dictadura cívico militar. Ello explica la creación de la Subsecretaria de Derechos Humanos en el Ministerio de Justicia, que hoy se tramita en el Senado y que promocionará la convivencia nacional en torno a principios de dignidad, igualdad, justicia, diversidad y tolerancia.
Definitivamente, nos encontramos ante un Chile distinto, con la primera ceremonia AUC (Acuerdo de Unión Civil) en San Pedro de Atacama y una clara invitación a la tolerancia; con restitución de tierras a la comunidad Lasana, sinónimo de respeto a nuestros pueblos originarios.
A lo largo y ancho, Chile requiere de una nueva generación de acuerdos de cara a la ciudadanía para incorporar los intereses de todos sobre los de pocos y definitivamente, "para que nunca más en Chile la sangre hermana sea derramada".
Claudio Lagos Gutiérrez,
Gobernador de El Loa