En este último tiempo la necesidad de expresarnos y mostrar nuestras conductas públicamente está en boga, alentada por las redes sociales que incentivan, muchas veces perversamente, a relatar todo lo que hacemos, pensamos y creemos.
En esta acción es reconocida por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que permite a las personas libertad de expresión para difundir información e ideas de todo tipo, junto con la libertad de buscar y recibir información. Además, agrega que puede ser oralmente, escrita o impresa, en forma de arte o por cualquier otro medio de elección.
Creemos que nadie puede restringir este derecho y todos estamos de acuerdo que es necesario la libertad de expresión para la democracia y el desarrollo de los pueblos.
Pero como en todo orden de cosas, poco se habla de los derechos y deberes de esta libertad, a veces mal entendida, que ha dado pie a difundir todo lo que queramos sin medir consecuencias.
Hoy en día está resultando fácil opinar sin responsabilidad y en muchos casos en forma anónima, pero cuando se ha cometido un grave error, es difícil revertir lo que hemos generado.
Entonces es necesario recordar esas responsabilidades que tienen que ver con los derechos de otros o para proteger el orden público o la seguridad nacional, la salud, la moral pública.
Y entre esas responsabilidades están ciertas limitaciones de la libertad de expresión que tienen que ver con la calumnia, derecho a la privacidad, difamación, obscenidad, pornografía, acuerdos de confidencialidad, derecho al olvido, perjurio, entre otras.
Es decir, podemos expresarnos con libertad pero evitando siempre hacer daño a otros
Actualmente, el avance de la era digital ha hecho más complejo la aplicación de libertad de expresión por falta de leyes o formatos que permite al autor de las expresiones ocultar su identidad.
Es necesario entonces poder legalizar y poner parámetros a la libertad de expresión, de lo contrario iremos destruyendo nuestra sociedad gradualmente por la construcción de realidades a media, como la post verdad (mentiras emotivas) o los fake news (noticias falsas).