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"Tugar, tugar, salir a cantar", libro de Verónica Herrera

En resumen

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-¿Cómo encontraste tu camino?

-Al salir del colegio sabía que mi campo de interés estaba entre la literatura, la historia, la música, el teatro, la danza y la educación física. Y descubrí que la educación de párvulos es una mezcla de todas ellas. Desde pequeña estuve rodeada de niños y juegos. Con mis hermanos, amigos del barrio, en la plaza, en el colegio, con los primos. Amo la inocencia, sensibilidad, afectividad, ternura y cariño que tenemos en la infancia. En esa etapa tenemos la mente abierta y una creatividad sin límites.

Verónica Herrera es cuentacuentos, educadora de párvulos y recopiladora de folclore infantil. Ha publicado varios libros orientados al rescate de nuestra tradición oral y en el último de ellos, "Tugar, tugar, salir a cantar" (Catalonia), rescata un importante repertorio de rimas, trabalenguas, refranes, adivinanzas y dichos dedicados a la primera infancia.

-¿Cómo llegaste al folclore infantil?

- Partí como recopiladora. Después seguí con la narración oral y fui cuentacuentos. El folclor es una disciplina basada en la sabiduría popular que entrega una gran variedad de recursos en forma lúdica, entretenida y creativa. Reúne hechos de belleza inmaterial, aporta al fortalecimiento de la identidad y la sensibilidad y expande nuestros mundos acercándonos a la oralidad. Los niños son sensibles a como suenan las palabras, juegan con ellas, las dan vuelta, toman conciencia del ritmo, gozan.

-¿Cuáles rimas de niña recuerdas?

-Muchas veces canté: "Estaba la rana sentada debajo del agua, cuando la rana salió a cantar, vino el sapo y la hizo callar". También me gustaba la adivinanza "oro no es, plátano es, abre las cortinas y verás lo que es". Recuerdo horas cantando en la plaza: "Corre el anillo por un portillo, pasó un chiquillo comiendo huesillos". Soy de una generación en la que el juego era una expresión diaria. Mis padres nos cantaban canciones de cuna mientras nos mudaban, bañaban o simplemente nos tenían en sus rodillas.

Verónica Herrera recopiló en su libro rimas y adivinanzas y antiguas canciones de cuna.

3 preguntas

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archivo personal

Permiso para jugar: el drama de una futbolista

Este jueves llegó a salas del país la película "El Permiso", basada en la historia real de una deportista iraní que debió solicitar a su marido una autorización especial para salir a jugar fútbol fuera de su país.
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En el año 2015, la futbolista iraní Niloufar Ardalan no pudo participar en la Copa Asiática porque su marido, un conocido presentador televisivo, le negó la autorización para salir del país. La película "El Permiso", que aterrizó el jueves en la Red de Salas de Cine (circuito de salas de arte repartidas a lo largo de Chile) lleva el caso a la pantalla para, en la línea histórica de la cinematografía iraní, denunciar los abusos hacia la mujer que se cometen en algunos países musulmanes.

Lo interesante de la apuesta son las paradojas que expone.

El director Soheil Beiraghi retrata una sociedad modernizada donde existe el divorcio, el abuso machista puede ser condenado a través de redes sociales y una selección nacional de fútbol femenino tiene la posibilidad de salir a cazar logros internacionales. Así y todo, una ley arcaica aún vigente es capaz de develar las contradicciones y el cinismo de un mundo opresivo.

Al margen de las leyes establecidas, Beiraghi retrata una justicia caprichosa, un sistema burocrático masculino que siempre se manifestará fuera de plano como en "La separación", esa gran película que Asghar Farhadi estrenó en el año 2011.

La película apunta también sus dardos en contra de la comunidad, las pequeñas conversaciones, los prejuicios de la Federación Nacional de Fútbol Femenino, las sospechas que recaen constantemente sobre Afrooz, la carismática protagonista, interpretada por Baran Kosari. Mujer de carácter fuerte, capitana del equipo nacional de Futsal (fútbol de salón), ella tendrá que buscar a su marido, quien desaparece después de instalar una ley de arraigo para que no pueda salir del país. Lo encontrará en el set de televisión donde tiene un programa de conversación en el que se muestra como un tipo reflexivo. Estarán condenados a llegar a un acuerdo o a amenazarse mutuamente en tiempo récord. El partido es en pocos días y la capitana debe estar presente en el juego. Una amiga y una abogada la ayudarán en su misión.

Consciente de las tensiones que demanda el cine, Beiraghi irá revelando información a cuentagotas.

En algún momento nos enteraremos de que Afrooz lleva un tiempo separada por decisión de ella y su marido se siente despechado.

"El Permiso" sostiene su denuncia sobre un territorio gris que toma distancia de los blancos y negros propios del panfleto. Estas contradicciones suman y nos abren las puertas a un debate que podría extenderse hacia incongruencias culturales que también encontramos en este lado del mundo.

El cineasta iraní Soheil Beiraghi se basó en una historia real de la copa asiática de fútbol femenino.


en resumen

"El Permiso" es la segunda película del cineasta iraní Soheil Beiraghi. Antes dirigió "Me" (2016).

Por Andrés Nazarala R

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