COVID-19
"Si nosotros no nos cuidamos, no esperemos tal cuidado de lo alto, ya que caeríamos en la calificación de negligentes".
Esta plaga azota nuestra sociedad a nivel mundial. Cuando buscamos en la Palabra de Dios, no encontramos paralelo alguno, quizás algunos la comparen con las plagas de Egipto, pero no fue igual. Sin embargo, si podemos encontrar en la Biblia muchas promesas de protección y ayuda para los fieles creyentes, y quiero destacar esta palabra: FIELES. Es que no podemos esperar protección de lo alto y vivir una vida alejada de los principios y valores cristianos. La misericordia de Dios es grande pero la exigencia ética de santidad y justicia, no es transable.
Cuando vemos la historia bíblica en el Antiguo Testamento, podemos ver la formación y posterior preservación del pueblo de Dios, y de la Ley dada a Moisés. Había un culto pagano que compitió con el culto a Jehová: era el de Baal. Eran muy similares litúrgicamente y solo se distinguían en la demanda ética y moral. Baal no exigía nada, solo cumplir lo ritual y religioso, Jehová exige santidad. Levítico 11:44 y la carta a los Hebreos 12:14, demandan como requisito indispensable el ser santos, para poder acercarse a Dios.
Con esta pandemia, vemos un despertar en la búsqueda de Dios, pero nunca olvidemos que necesitamos no solo la bendición de Dios, sino que debemos rendir nuestras vidas a Él para tener su dirección. La sumisión y obediencia a sus mandamientos nos hará recibir la Gracia de su mano y podremos decir: el me librara del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas me cubrirá y debajo de sus alas estaré seguro. (Salmo 91) Si lo buscamos solamente para evitar esta enfermedad y luego que pase nos olvidamos de sus preceptos, estaremos equivocadamente adorando a Baal y no buscando a Jehová, el Dios vivo y verdadero.
También la Biblia nos dice: todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas (Eclesiastés 9:10) esto significa que la prudencia debe ser nuestra guía rectora en este tiempo de cuarentena. Si nosotros no nos cuidamos, no esperemos tal cuidado de lo alto, ya que caeríamos en la calificación de negligentes, lo cual Dios condena. Nosotros hagamos nuestra parte- que siempre será pequeña- y dejemos la mayor parte a Dios, de quien viene la bendición, la vida y la salud.
Que en estos momentos difíciles que atravesamos, nuestra fe en Dios se vea fortalecida, Podemos cerrar los templos, pero la Iglesia sigue triunfante, anunciando el Reino de Dios en los hogares y en nuestros barrios. Pongamos toda nuestra confianza en Dios, seguro no seremos avergonzados (Romanos 1:16) Nuestra oración incesante será para que muchos puedan ver la mano poderosa de Dios en sus vidas y vuelvan su corazón al único que los puede salvar (San Juan 14:6) Que al término de este mal, podamos ser más humanos, mas prójimo, más sensibles a la voz de Dios y busquemos en El, sanidad, salvación, santidad y vida eterna.
Jesús Aranda Valverde
Pastor evangélico