Cánticos y vuelta olímpica en el adiós al "Bambino de Oro"
DESPEDIDA. Sergio Marchant recibió el homenaje de la comunidad antofagastina en el Estadio Regional y en diversas arterias de la ciudad.
Eran las 12.30 horas de ayer, cuando el cortejo fúnebre se prestaba para salir de la parroquia Madre de Dios y realizar el último recorrido por la ciudad de Sergio Marchant Muñoz , ídolo histórico de Club de Deportes Antofagasta.
Desde la salida del recinto religioso de avenida Angamos con Pedro León Gallo, los aplausos, himno del CDA y cánticos se hicieron sentir en el ambiente. Era una fiesta, muy parecida a aquellas jornadas cuando el volante con su zurda mágica, hacia estallar de alegría el Estadio Regional "Calvo y Bascuñán".
Minuto después la caravana llegó hasta el domicilio donde residía el "Bambino de Oro" en calle José Toribio Medina. Por unos minutos, vecinos y amigos del sector se acercaron al ataúd para despedirse, incluso un ¡No te olvidaremos ídolo! se hizo sentir fuerte en aquel momento.
AL COLOSO DE ANGAMOS
A medida que la caravana de autos avanzaba, el cariño hacia Marchant incrementaba. Sorpresivamente y a menos de una cuadra de entrar al "Calvo y Bascuñán", la barra del club Nortino, donde él también dirigía, lo estaba esperando con un lienzo gigante, papeles picados y con un estremecedor ¡Sergio, Sergio querido, los nortinos jamás te olvidarán!
Sin embargo, el punto alto de las emociones llegaría cuando la carroza hizo ingreso al recinto de Avenida Angamos. Con el himno de los "Pumas" de fondo, hinchas, familiares, prensa y amigos, comenzaron a acompañar la última vuelta olímpica del deportista.
La primera parada fue en la banca del lado sur. Esta vez no estaba ahí para dirigir a sus jugadores o esperar el ingreso a la cancha en su tiempo de jugador, sino que era para recibir el último aliento de excompañeros de profesión como Víctor Oyarzún, Luis Godoy, Guillermo Miranda, entre otros, que de alguna u otra manera compartieron con él en el club.
Uno de sus hijos, Jesús Marchant, con evidente pena en su rostro, sacó fuerzas desde el dolor para agradecer el apoyo que recibió "El Bambino de Oro" en todos estos años.
Incluso recordó que muchas veces le reclamaban el hecho de que siempre firmaba autógrafos hasta la última persona, pero todos entendían que la pasión por la albiceleste era gigante.
"Agradecer este lindo homenaje que le hicieron a mi papá, que se lo merecía. Es una pronta partida y muy difícil para nosotros como familia de asumir, aun así el cariño que nos han entregado es fundamental. Quiero que se lleven el recuerdo de 'El Bambino' con cariño, teniendo siempre presente ese amor por el club", dijo.
HINCHADA "PUMA"
Las sorpresas y la emoción continuaban en el estadio. Los integrantes de la barra "Los Pumas con Bronka" y al ver que la caravana se acercaba, comenzaron a lanzar petardos y a liberar los extintores, teniendo de fondo el tradicional ¡CDA, CDA, CDA! el acompañamiento del tambor que se escuchaba al unísono y la bandera gigante del equipo que relucía en el sector Andes.
Uno de los que no quiso perderse este reconocimiento es Eduardo Verdejo, expreparador físico de los albicelestes. Fue el que prácticamente recibió a Marchant cuando arribó por primera vez a la ciudad y el club.
"Cuando llegó en 1989, lo fuimos a buscar al aeropuerto y se vino directamente a entrenar con nosotros al estadio y en ese entonces bajo las órdenes de Rolando García. Desde ese momento nació una amistad, involucrado bastante con mi familia e incluso cuando falleció mi hija él estuvo conmigo en todos lados", expresó.
Rumbo al cementerio
La caravana continuó el camino por Angamos, Parque Brasil, 21 de Mayo, San Martín, Séptimo de Línea, entre otros sectores. más autos se iban adhiriendo y expresándose con los bocinazos, motivando que personas de los edificios y alrededores, comenzaran a corear el nombre de Sergio Marchant, reluciendo banderas y camisetas del "10".
En el Cementerio General su familia en privado brindó el último adiós al ídolo "Puma", que desde hoy, es leyenda.