Agrella, Savia Nueva y La Llamarada
Hace poco leímos el primer libro de Neftalí Agrella, "Savia Nueva", que dormía el sueño de los justos entre los objetos de la donación hecha por su viuda, hace ya unas cuantas décadas. Por esas cosas misteriosas que suelen ocurrir, el libro no volvió a ver la luz en forma íntegra hasta que el escritor Wilfredo Santoro tuvo acceso a él y decidió compartirlo en sus redes sociales, dándonos el texto en forma directa, sin la liturgia de los sacerdotes intermediarios, que suelen abundar en esas cosas del rescate literario.
Nos llamó de inmediato la atención el poema en prosa "A los encarcelados", escrito en mayo de 1921. Lo habíamos leído hace años, pero en las páginas de "La Llamarada", periódico de la Federación de Juventudes Comunistas en el Antofagasta de 1923, dirigido por Oscar Sepúlveda Hayvar. Ese año uno de los temas del periódico fue la liberación de presos políticos y de causas sociales. En Antofagasta, estos eran los obreros apresados después de la masacre de la oficina San Gregorio, que permanecían a la sombra no solo acusados de la muerte de Argandoña y Faúndez, sino que como escarmiento por la insolencia de movilizarse contra las firmas salitreras en 1921. Así fue como el escrito de Agrella caía como anillo al dedo: "¡Y vosotros hermanos, en el hoyo sin luz de la prisión, ferulados por la idiotez de los esbirros; en el hondor de tumba de la celda considerando el triunfo eterno de la vileza humana!
En la colección de rebeldía y juventud que es Savia Nueva, vemos también el "Poema Ofrenda", dedicado a José Santos Córdova. Este era un popular y joven poeta, declamador en cuanto mítin hubiera, miembro de la Federación que mantenía "La Llamarada" y que sería candidato a diputado por el PC en 1924. Sus versos abundaban en las publicaciones obreras.
Los años harían caminar a Agrella por otros caminos, como pasa siempre. Pero las palabras siguen sonando con singular atingencia, como amparo de los recluidos de las lides sociales: "¡Oh…cómo os diera el sol que tengo en las pupilas, en las manos y en el corazón!".
Patricio Espejo Leupin, geólogo y escritor