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La minería y la cura al covid-19

"Necesitamos el compromiso de la industria del cobre; ya lo hizo la del litio, con el espaldarazo de Albemarle". José Miguel Castro, Diputado de la República
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Desde siempre ha estado en tela de juicio el rol social de la minería en nuestra región. Con frecuencia, sus habitantes expresan críticas en este sentido, tanto por el impacto ambiental que provoca el desarrollo de esa industria en la zona, como por el dudoso efecto de empleabilidad de mano de obra local.

Es indiscutible el aporte real de la minería para Chile, sin embargo, cada cierto tiempo transitamos en esta dualidad, sobre su aporte económico y de empleabilidad versus el impacto negativo que se desprende de ésta. Es ahí, donde el sentimiento ciudadano local debiera leerse como una oportunidad para cumplir un rol social trascendental. Este nuevo escenario de pandemia debiera -entonces- ser justamente el momento apropiado para que las compañías expresen o renueven su compromiso con la comunidad.

Como primer desafío, superada la emergencia covid-19, es la creación de un centro de vacunas en la Región de Antofagasta, proyecto que hemos impulsado desde el Gobierno con diversas autoridades y expertos, uniendo al mundo empresarial con el académico, y sobre el alero de las universidades Católica y de Antofagasta que ya trabajaban en esta iniciativa. En las peores crisis, surge - como es natural - el sentido de pertenencia, y la necesidad de crear y desarrollar nuestra comunidad en torno a objetivos (valga la redundancia): "comunes".

Ese debiera ser siempre nuestro enfoque, la unidad. Desde esa posición de compromiso de múltiples actores para lograr un hito como es el desarrollo de una cura contra el coronavirus por medio de las vacunas en un centro de alta tecnología es y debiera ser nuestro norte en los próximos meses y años. Para eso hemos iniciado una mesa de trabajo técnica y transversal para conseguirlo, y también desde la legislatura aportando los cimientos para su concreción, por ejemplo, con la aprobación del proyecto de mi autoría que regula la realización de estudios y ensayos clínicos.

Nuestro compromiso con la región y este extraordinario proyecto es conseguir los más altos estándares en el ámbito de la salud para desarrollar una vacuna que trascienda a largo plazo. En esta unión han estado presentes las más altas autoridades del Gobierno en materia de Salud, Ciencia y Tecnología, reconocidos académicos, entre otros.

Está claro que para concretar este tremendo desafío no basta solo con la buena voluntad de todos los actores, sino que con el compromiso de la industria del cobre, porque la industria del litio ya dio un espaldarazo con el aporte de Albemarle.

Posicionar a la región como un centro de investigación científica para el desarrollo de vacunas -incluso a nivel mundial- y competir con otros países es un compromiso común, que hoy más que nunca debiese ser motivo de unidad y trabajo conjunto.

Las cartas están echadas y el futuro de este centro depende de nosotros en general, y del compromiso de las mineras en particular.

Quizás sea esta la oportunidad que tenemos para que se acabe ese sentimiento dual de la ciudadanía hacia las mayores industrias de nuestro país.

Nuevo gabinete

El gobierno debe asumir con realismo que el presente y el futuro no le son halagüeños, en tal sentido, debe apostar por encauzar el debate a lo institucional. Ciertamente el cambio de gabinete era una obviedad. Lo relevante ahora es concentrarse en el futuro, en lo que Chile debe hacer para retomar el diálogo, escuchar a la gente y proponer una conversación formal.
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El quinto cambio de gabinete -el segundo estructural- fue ejecutado ayer por la administración de Sebastián Piñera. Modificaciones importantes, previsibles y que hay que leer con atención.

Concentrarse en la coyuntura es en error: por más compleja que sea la pandemia y la crisis económica, ya tienen foco sectorial y serán superadas, lo que exige asumir que la tarea principal de estos meses para el nuevo equipo, es definitivamente otra.

El desafío del gobierno es estructural: encauzar institucionalmente los debates abiertos.

Y habrá que partir por lo interno: Chile Vamos está quebrado, el gobierno en el piso y el país está dividido. Tal desencuentro es malo para el país y la única forma de salir adelante es acentuar el trabajo político, tender alianzas, recoger las aspiraciones y elaborar un plan de corto, mediano y largo plazo.

El plebiscito de octubre es una enorme oportunidad de legitimar con y ante la ciudadanía parte del nuevo pacto social que debe realizarse.

Esto no significa acceder a todas las demandas (tarea que debieran recordar los políticos), sino abrir el debate de aquello que es posible, entendiendo los contextos y tendencias que hay en el mundo y otras que vendrán.

Cualquiera lo sabe, las sociedades y las personas no se construyen o desarrollan solo con los anhelos, sino con planes de ejecución de lo posible, las que están determinadas por los contextos sociales que habitamos.

Y el mundo que viene ofrece enormes posibilidades para Antofagasta y Chile, cuestiones que hay que observar con detención.

Tener tranquilidad, calma y atender que cualquier solución pasa por construir puentes de diálogo real con la oposición, es inevitable y un ejercicio de realidad política.

La Moneda ya no tiene espacios para errores, está derechamente asediada, por lo que debería asumir que tal presente es el fracaso de su comprensión de la sociedad nacional.

Salir de esto, de la manera más eficiente posible y abrir un sueño para Chile -que sería la materia de debate en las próximas elecciones presidenciales y tarea para ese ejecutivo- es algo en lo que debiera tener foco el nuevo gabinete.

La frialdad y realismo en el análisis es pieza fundamental.

Siempre hay una esperanza

Este artículo tiene como objetivo compartir una experiencia y entregar una esperanza en esta crisis sanitaria.
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En muchas oportunidades uno tiene la sensación de estar en un callejón sin salida. No se vislumbra solución alguna. Todo se ve negro. Hasta se nos secan las lágrimas de los ojos. ¿Y qué? Bi siquiera la compañía de otros nos consuela. A veces, ni siquiera Dios.

Yo me imagino lo que siente un empresario que tiene cerrada su fábrica más allá de lo razonable por la pandemia y tiene que enfrentar la quiebra? Me imagino lo que debe pasar al trabajador cesante, con esposa y con hijos, que no tiene cómo alimentar a su familia. Me imagino la impotencia de un joven a quien se le ha declarado una enfermedad mortal. O la angustia de quien se va alcoholizando progresivamente y no tiene fuerza para salir. O quien se sabe ya esclavo de la droga…¿Qué?

Esta sensación de impotencia y de dolor están significadas en los leprosos de Israel. Hombres que, declarada la enfermedad, eran aislados, separados de la familia, conducidos al desierto, con cencerros en el cuello para alejar a los caminantes, y con la obligación de gritar para que nadie se les acercara. Es de suponer las miradas de los demás. Es de imaginar los comentarios, la actitud y el rechazo que ellos recibirían. ¿Y qué podían hacer? ¿Llorar, maldecir, gritar, pedir?

Una vez un leproso escuchó hablar de Jesús. Era la gran oportunidad de su vida. "¡Sí ese Jesús de Nazaret pudiera hacer algo por mi ¡" Se decidió y fue a su encuentro. Y de rodillas le suplicó: "Si quieres puedes limpiarme de mi enfermedad".

¿Qué pasó por el corazón del Maestro? ¿Cómo fue su mirada hacia este hombre humillado que se postraba a sus pies? Lo cierto es que Jesús atropelló las leyes de su tiempo y "lo tocó con la mano". Le dijo: "Quiero. ¡Queda limpio!"

Es impresionante saber que esto que sucedió ayer, sucede hoy. Porque Jesús no es un personaje del pasado sino del presente y del futuro. Emociona saber que está aquí, ahí, adelante y al lado. Pero más impresionante aún es que nosotros no le hagamos caso, no nos acerquemos a él ni lo escuchemos. Bastaría un "Señor, si quieres…". Bastaría un espacio profundo para él en el corazón.

Con toda razón el leproso que recibió la orden: "Mira, no se lo digas a nadie…"no hizo caso. Era tal la alegría que sentía, era tan impactante haber resuelto el drama atroz de su vida que simplemente "se fue y comenzó a contar a todos lo que había pasado". Esa es la razón por la cual a Jesús "de todas partes acudían a verlo".

Este artículo tiene como objetivo compartir una experiencia y entregar una esperanza en esta crisis sanitaria.

Arturo Mardones Segura,

Rotary Club Chuquicamata