A Norma la mataron por ser mujer
"Norma antes de ser carabinera era mujer, hija y hermana. Una joven de sólo 20 años llena de sueños". Piangella Obrador M., Periodista
Con mucho pesar nos enteramos el sábado pasado del femicidio de la carabinera Norma Vásquez, cuyo cuerpo fue encontrado dentro del maletero de un vehículo estacionado afuera de un motel en Linares. El principal sospechoso de su muerte fue su ex pareja también perteneciente a la institución, Gary Valenzuela, quien se encontraba con un sumario vigente tras la denuncia de intento de violación que interpuso la propia víctima. Además, se solicitó una orden de alejamiento y prohibición de acercamiento al trabajo y domicilio de la víctima al imputado, orden que el juez otorgó.
La muerte de la joven de 20 años es un dolor que se suma recientemente al sentido hacia Ámbar y Antonia, engrosando una larga lista que enluta nuestros corazones al recordar a Gabriela, Carolina, Sophie, Juliana, Ámbar, Antonia, Florencia, María José, Nabila, Carola, Maciel, Alison, Norma, Fernanda, Nicole, Karen, las niñas de Alto Hospicio y tantas otras mujeres víctimas de aquel patriarcado que nos juzga por nacer.
Según el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, al 24 de agosto de 2020, en Chile se registran 23 femicidios consumados y 75 femicidios frustrados. Sin embargo, la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, organismo que amplía el asesinato de mujeres no sólo por parte de parejas o ex parejas, reporta a la fecha 31 femicidios, un castigo femicida y tres suicidios femicidas.
Pareciera que Chile fuera letal para las mujeres por la violencia machista hacia nuestro género. Hombres y mujeres nacemos biológicamente diferentes, pero constitucionalmente iguales en derechos. Sin embargo, somos socializados y tratados de forma distinta debido a las convenciones culturales donde esa distinción biológica se transforma en desigualdad y violencia estructural hacia las mujeres en todas sus esferas.
A Norma no la mataron por ser carabinera, la mataron por ser mujer. La sensación de que estamos tan desprovistas en una sociedad que no nos protege, no nos cuida y no nos cree, es escalofriante. La nula existencia de perspectiva de género en el sistema judicial profundamente patriarcal, deja a ese asesino, agresor y femicida totalmente libre y en completa impunidad. De esta manera, nuestro cuerpo se convierte en uno despreciado, débil, frágil y prescindible que a nadie pareciera importarle.
Norma antes de ser carabinera era mujer, hija y hermana. Una joven de sólo 20 años llena de sueños y vida por delante, pero víctima del machismo, del patriarcado y de una institución que no fue capaz de ver que su vida corría peligro. Necesitamos propiciar un cambio de conciencia que produzca una transformación radical para erradicar la violencia machista porque es una epidemia que no ha dado tregua durante siglos.