"El Calama de hoy necesita más líderes"
IDENTIDAD. El periodista Hugo Marambio y su mirada de cómo preservar y valorar mejor a los tesoros locales.
Su programa "En La Línea" se ha transformado en una plataforma desde donde los loínos fuera de la zona e incluso los que nunca visitaron esta tierra y se identifican con los colores de Cobreloa puedan conocer su trayectoria.
Pero a sus 47 años, el periodista Hugo Marambio Miranda -calameño de origen y criado en Chuquicamata, casado y con tres hijos nacidos en la zona- está lejos de acotar su mensaje a una mera transmisión deportiva.
"La gente cree que uno, por ser periodista deportivo tiene un puro expertiz y no sabe que nosotros no estudiamos un área. Nos preparamos para aportar a la comunidad desde varios otros ámbitos", dice el ex alumno del Liceo Jorge Alessandri que estudió en Arica y egresó de periodismo en la Universidad de Tarapacá.
Cuándo se cruza el periodismo en tu vida...
Creo que venía desde que yo era chico. Mis dos grandes pasiones en la vida fueron el deporte y el periodismo. O estudiaba educación física o estudiaba periodismo. Me acuerdo que hacía una especie de diario artesanal en un cuaderno en cuarto básico. Pero la diferencia la marca un profesor jefe que tuve en el liceo, Hugo Vidal Zamorano, que era periodista y me ratificó la pasión que él notaba que yo ya traía. Después, estudiando, empecé en 1996 en Arica en Radio Minería. Y también porque siempre escuché las transmisiones de los partidos de Cobreloa, con Mario Lira. Decía que me gustaría hacer lo que hacen ellos aunque mi padre quería que estudiara una carrera técnica y trabajara en Chuqui, más siendo hijo de trabajador de Codelco.
Naciste en Calama y te criaste en Chuquicamata. Qué recuerdos tienes de esa niñez...
Asumo que cuando recién llegué a la universidad en Arica yo decía que era chuquicamatino, como muchos hacen hoy en Calama. Pero me pegó un golpe de identidad, de arraigo y de ciudadanía el estar en Arica, donde cantan más fuerte el himno de la ciudad que el de Chile. Ahora, esos años de infancia en Chuquicamata son lejos la época más linda de mi vida. En Chuqui nos conocíamos todos y éramos muy sanos, hasta inocentes. Teníamos un grupo de amigos que nos pasábamos a buscar y andábamos todo el día en la calle. Nos subimos al techo de cuanto edificio había. Algo que hoy es imposible siquiera pensarlo en las nuevas generaciones. Todavía tengo amigos de esa época con los que seguimos en contacto.
¿Y cómo ves en eso a las nuevas generaciones?
Se sabe que todo cambia y los niños ahora están más encerrados, ni hablar con esto de la pandemia. También los noto más empoderados, exigiendo derechos y peleando por las igualdades y eso lo aplaudo. Pero también me pasa que noto que estas nuevas generaciones parecen estar más preocupadas por los derechos que por cumplir sus deberes. Nosotros, dentro de la inocencia que teníamos, éramos buenos hijos, buenos hermanos, respetábamos más. Creo que ahí falta un equilibrio, eso de sentir que mi derecho es este pero para hacerlo valer, tengo que respetar esto otro también.
Son 24 años de carrera... ¿Cuál es tu mayor alegría en el periodismo?
Uno tiene momentos que no se le borran más. Recuerdo que siendo corresponsal en Calama y en medio de una transmisión, el periodista Álvaro Lara dice "queremos felicitar a Hugo Marambio que fue elegido por el Círculo de Periodistas Deportivos como el mejor de regiones" y yo me enteré así. Nunca supe quién votó por mi, quién promovió eso. Pero más allá del premio, que lo tengo guardado en mi casa y ha salido apenas como dos veces de ahí fue lo que sentí en la premiación, en donde Fernando González fue el mejor de los mejores y había deportistas medallistas en la ceremonia. No pudo ir mi familia, estaba solo, me anuncian y cuando subo a recibir el premio alguien grita "dale, Cobreloa, arriba Calama". Y surgió un aplauso espontáneo. Sentirme representando a mis colegas del norte, a mi ciudad y en un momento así no se me va a olvidar nunca más.
¿Cambió mucho esta ciudad en las últimas décadas?
Aunque la gente no lo crea puede ser una mucho mejor ciudad ha cambiado bastante Hoy tiene más calles pavimentadas, aunque falte urbanización. Antes llegaba poquito más abajo de la Grecia no más. Ahora, que nos queda mucho por avanzar y aprovechar de nuestra ciudad, eso es indesmentible. Tiene que ver también con la capacidad que tengamos para dejare el discurso de los lamentos por lo que no nos dan y empezar a generar ideas propias. Allí, Calama adolece de lo mismo que hoy sufre el país. Calama necesita más líderes con ideas y motivación para ponerlas en la mesa y conseguir que se desarrollen.
Qué se te ocurre...
Primero, declarar a Chuquicamata como patrimonio de la humanidad. Es un tema que vienen discutiendo hace muchos años pero que necesita concretarse. Sólo se necesitan voluntades... También una universidad estatal. Necesitamos que nuestros talentos jóvenes se puedan formar y desarrollar acá, sin tener que dejar su zona. Y potenciar a el Calama turístico. Un circuito por la ciudad. Los tomas en el aeropuerto, los llevas a mirar la ciudad desde el Cristo y visitas el monolito Topáter, donde empezó la Guerra del Pacífico. Luego, al estadio Zorros del Desierto donde puedes tener la historia de Cobreloa. De ahí al rajo abierto más grande del mundo, que hasta tiene el mirador. No creo que sea tan difícil hacerlo...
Tienes algún sueño para la ciudad...
Siempre he promovido que en el estadio exista un Museo de Cobreloa, si en muchas partes del mundo saben del club. Con las manos de los jugadores históricos, antes que partan. Con guías para turistas y recopilando recuerdos, camisetas, trofeos, cosas que atestigüen su rica historia. Sería rescatar un valor local que está abandonado. Y luego, tomar algunas de esas cosas y hacer un museo itinerante naranja. Si hinchas de Cobreloa hay en todos los rincones del país. Sería una forma de potenciar la identidad que tenemos...