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El proceso de las primarias

Chile debe plantearse objetivos altos y la clase política debe cumplir su rol de llevarlos a efecto de manera responsable, entendiendo y conectados con el mundo. Es fundamental la participación de las mayorías, porque esta es la forma en la que las democracias, no las sociedades violentas, solucionan sus problemas y enfrentan los desafíos.
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Esta jornada serán realizados procesos de primarias en varias comunas y regiones del país, un buen ejemplo de participación democrática, tan necesaria por estos días de tanto revuelo social y político.

Como ha sido informado, lo que veremos esta jornada es lo siguiente:

Primarias para elegir el candidato a gobernador de Chile Vamos, entre Marco Antonio Díaz, Alejandra Oliden, Sacha Razmilic y Eslayne Portilla.

El mismo proceso para elegir el candidato a gobernador de la Unidad Constituyente, entre Arturo Molina, Ricardo Díaz y Valentín Volta.

La tercera primaria (exclusiva de la capital regional) es la elección del candidato a alcalde del bloque Chile Vamos, nombre que será dirimido entre Luis Aguilera, Juan Pablo Montenegro y Roberto Soto.

En nuestra región la participación ciudadana es objetivamente baja. Las personas parecen más desmovilizadas y apolíticas que en el resto de la nación, quizás producto de cierta individualidad e indiferencia con la acción política.

Y debemos asumir que esa desafección resultó en un error de proporciones, pues se deterioró el tejido social y se entregó un poder demasiado gigantesco a los administradores de la política, que olvidaron el mandato más elemental.

Por eso es fundamental la participación de las mayorías, porque esta es la forma en la que las democracias, no las sociedades violentas, solucionan sus problemas y enfrentan los desafíos. No se trata de un trámite burocrático, sino que es la expresión de la voluntad ciudadana por avanzar en paz hacia una vida mejor.

Notable desde todo punto de vista que se realicen este tipo de ejercicios y más lo es que la ciudadanía responda con un número de votos contundentes. Es positivo que sea la sociedad la que elija a sus representantes, para que ese proceso no sea el resultado -como ha sido habitual- de las designaciones exclusivas de las cúpulas de los partidos políticos, o las meras conveniencias electorales las que primen en este ámbito.

Pero esto, lo sabemos, no es suficiente. Estos procesos abren conversaciones, lo que es muy sano para saber qué piensan los candidatos, qué le proponen al país y cómo conseguirán esos objetivos.

Gratuidad fraterna

"Existe la gratuidad. Es la capacidad de hacer algunas cosas porque sí, porque son buenas en sí mismas".
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Desde hace un tiempo estamos asistiendo al mayor fenómeno social al que hemos conocido desde el inicio de la globalización, la televisión nos mostraba cómo en Europa se evidenciaba grandes flujos migratorios, Francia parecía ser el centro del fenómeno, luego la atención se dirigió a Estados Unidos, así nos llenamos de innumerables estadísticas que sólo eran eso, números, pero desde hace algún tiempo hemos vivido el encontrarnos con hermanos que llegan de sociedades muy diversas y la verdad todavía no le damos una mirada humana de cómo acoger y convivir con estos hermanos que día a día se hacen más presentes en nuestra diaria convivencia.

Recientemente hemos conocido la encíclica social Fratelli Tutti de nuestro Papa Francisco, esta hermosa reflexión inspirada en los pensamientos de San Francisco de Asis, nos entrega una mirada profunda y humana de sobre quienes toman la dolorosa decisión de dejar todo para atreverse a buscar una nueva oportunidad y un nuevo sentido para sus vidas.

En el capítulo cuatro de este bello mensaje, Francisco nos dice… "Cuando una persona es migrante se agregan nuevos desafíos complejos…" Nuestros esfuerzos ante las personas migrantes que llegan pueden resumirse en cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar…" se trata… de recorrer juntos un camino de estas cuatro acciones".

Francisco propone acciones concretas "frente a los que escapan de graves crisis humanitarias, por ejemplo: Incrementar y simplificar la concesión de visados, adoptar programas de patrocinio privado comunitario, abrir corredores humanitarios para los refugiados más vulnerables, ofrecer alojamiento adecuado y decoroso, garantizar la seguridad personal y el acceso a los servicios básicos, asegurar una adecuada asistencia consular, el derecho a tener siempre consigo los documentos personales de identidad…"

La valoración de la riqueza que portan las personas migrantes es otro punto de interés de Francisco, en esta mirada que no sólo reconoce las necesidades materiales de quienes llegan a vivir en nuestras comunidades, sino valora el aporte cultural que representan para nuestras comunidades "la llegada de personas diferentes, que proceden de un contexto vital y cultural distinto se convierte en un don… son una oportunidad de enriquecimiento y de desarrollo humano integral para todos".

En Fratelli Tutti, nuestro Pontífice, no sólo expresa su preocupación por la persona humana de los hermanos que llegan desde lejos, también propone con mucha fuerza "necesitamos que un ordenamiento mundial jurídico, político y económico incremente y oriente la colaboración internacional hacia el desarrollo solidario de todos los pueblos".

Así, Francisco entrega aportes y soluciones de manera integral para la situación de los hermanos migrantes, sin embargo, nos hace notar que no es su deseo limitar sus planteamientos a alguna cuota de utilitarismo ante el tema, por el contrario, nos resalta el valor de su propuesta, presentando de manera práctica los esfuerzos a realizar los cuatro verbos citados y amplía su mirada sobre la gratuidad de hacer cosas sin esperar retribución alguna.

"Existe la gratuidad. Es la capacidad de hacer algunas cosas porque sí, porque son buenas en sí mismas, sin esperar algún resultado exitoso, sin esperar inmediatamente algo a cambio. Esto permite acoger al extranjero, aunque de momento no traiga un beneficio…" .

Óscar Blanco Martínez

Obispo de Calama

Participación

"Esta experiencia me obliga a reflexionar respecto de cómo y que vamos a entender como participación en los procesos que vienen". César Trabucco, Sociólogo
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Nuestra sociedad ha entrado en una vorágine de procesos que tienen por objeto redefinir las relaciones de poder, absolutamente asimétricas, al interior de nuestra sociedad. En este proceso que busca generar condiciones básicas del desarrollo de una plena democracia que garantice igualdad de derechos y oportunidades, las dificultades y precariedades no son pocas.

En este contexto la palabra participación es invocada como una suerte de mantra salvífico que puede y debe ayudarnos en el camino de salvar incertidumbres y avanzar garantizando que, todos y cada uno, asumamos nuestra tarea de definir este nuevo tablero que regulara los medios y las formas de organizarnos y administrar los grandes acuerdos a los que aspiramos arribar para hacer viable una mejor sociedad.

Participación, como muchas palabras y conceptos, tiene muchas lecturas y allí surgen las primeras dificultades a partir de experiencias y perspectivas al abordarla. La tradicional y, más frecuente, la entiende como un proceso vertical donde la autoridad genera espacios de "consulta" que las más de las veces busca respaldo para las decisiones "de arriba". Así participar es" vestir "la propuesta con apoyo de los consultados.

Hoy, y lo digo a partir de mi experiencia de 12 años participando en negociaciones al interior de una universidad por distintas demandas y pliegos, la horizontalidad es la clave del proceso. Ya no existen, en estas dinámicas, líderes que toman decisiones, es la asamblea la que decide. Tanto es así que hoy no existe el líder, existe el vocero, que rota con una frecuencia extraordinaria, tornando así, el arribo a acuerdos en una cosa compleja de conseguir

Esta experiencia me obliga a reflexionar respecto de cómo y que vamos a entender como participación en los procesos que vienen. Los constituyentes como representantes de la ciudadanía ¿cómo deben entender su representación y como pueden garantizar la participación de tal manera que no se transformen en una nueva elite que toma decisiones por todos y a su solo arbitrio. ¿Serán líderes o voceros? ¿Cómo y a través de qué mecanismos garantizaremos la participación de la ciudadanía? ¿Cuál será el mecanismo a partir del cual dirimiremos las diferencias? Estas cuestiones no son menores pues están en la base de la crisis del sistema vigente.

Sabemos que la decisión final será a través de un plebiscito con voto obligatorio -¿por qué el de entrada fue con voto voluntario?-, así fue acordado en el interesado y apresurado acuerdo de noviembre 2019 pero las etapas intermedias de participación están en un limbo que hay que definir y quizás lo que corresponde es que lo haga la propia asamblea constituyente para así evitar componendas previas y suspicacias que puedan restar legitimidad a este crítico y esperanzador proceso.