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El mensaje del personal de salud

La frustración que sienten los funcionarios de los hospitales por el poco cuidado que se percibe en la población es evidente y más abrumador que el cansancio. "No queremos sus aplausos", dijo la semana pasada una jefa de UCI de Santiago, aludiendo a que es el autocuidado y no los gestos y vítores hacia el personal médico, lo que nos pondrá a salvo, y tiene razón.
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¿De qué sirve que nos llamen héroes y nos aplaudan si ustedes y sus familias no se están cuidando, si están dando mal ejemplo a sus hijos no respetando las normas de autocuidado? Francamente les digo: gracias, pero no queremos sus aplausos", dijo la semana pasada la enfermera, Natalia Troncoso, jefa de la UCI del Hospital Metropolitano.

La declaración, pronunciada durante un acto en La Moneda, resume bien la sensación que experimentan miles de funcionarios de la salud, quienes tras un año de lucha incesante contra la pandemia, ven con frustración y dolor como los enfermos siguen llegando y las morgues de los hospitales se siguen llenando de quienes no pudieron sobreponerse al virus.

Y se trata de un sentimiento común, compartido entre quienes todos los días están en la primera línea, cansados y con miedo, porque el esfuerzo por salvar vidas también reporta un riesgo para ellos mismos y para los suyos, y eso lo saben.

"No puede ser que una parte del país esté en guerra con el virus y otra parte esté pensando: ¿Qué hago el viernes santo? ¿Un asadito o un mariscal? No. Ya basta. Llegó la hora en que hay que decirle a la gente que estamos en una guerra de verdad", agregó el médico intensivista del Hospital Clínico de la Universidad Católica, Glenn Hernández, otro que alzó la voz frente a la compleja situación nacional.

Lo cierto es que la segunda ola de covid que enfrenta el país ha sido tremendamente más potente que la primera. Los casos han aumentado en número y gravedad, sobre todo en la población más joven, y las conductas de desapego a las medidas de autocuidado también.

Fiestas clandestinas, reuniones donde no se respetan los aforos y cuarentenas cada vez más laxas son parte del problema al que aluden los profesionales de la salud. Al parecer, el "a mí no me va a pasar" se ha instalado en muchos y ese es el peor de los riesgos.

Es urgente reconquistar la voluntad de cuidarse, sin excusas, sin culpar a otros, de eso depende lo bien, o mal, que nos vaya. Porque, en efecto, los aplausos no sirven contra este enemigo y los hospitales se siguen llenando de enfermos.

Inversión en firmas con impacto positivo

"El aporte que podemos hacer al mundo y al futuro de nuestra descendencia depende de cada acción que realicemos".
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A pesar de que en los últimos 70 años el mundo ha creado más riqueza que en toda su historia, el movimiento de inversión de impacto tomó sentido de urgencia recién en 2015 cuando la ONU lanzó los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible, cuya metas buscan erradicar la pobreza y el hambre, que exista agua y energía para todos, con un ecosistema inclusivo y equitativo.

Para lograr la sustentabilidad, las estrategias de ESG (que considera factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo) deben ser iniciativas que aporten de manera concreta, evitando ser instrumentos de lavado de imagen meramente cualitativos.

El desafío al que nos enfrentamos hoy combina cuatro antecedentes importantes: Primero, se está generando la mayor transferencia de riqueza de una generación a otra en la historia de la humanidad, sólo en EE.UU. los "boomers" transferirán más de US$30 trillones a las nuevas generaciones; segundo, las nuevas generaciones están invirtiendo en organizaciones que priorizan el bien común, según datos de US Trust; tercero, las expectativas de vida de las compañías han bajado desde los 80 a los 15 años; y cuarto, los "millennials" -que representamos la mitad de la fuerza laboral actual- estamos eligiendo trabajos con sentido, buscando cómo aportar desde nuestro ámbito de acción.

Son US$30 trillones los que se estima que se requerirán para trabajar en este desafío. El mismo monto que se transferirá entre generaciones. Un avance que no puede ser sostenido únicamente con dinero del Estado o la filantropía, pero es una buena noticia, porque va a requerir la intervención y apoyo del sector privado, al que es necesario incluir en estas soluciones y fomentar la "inversión de impacto" (positivo), sobre todo considerando que el presupuesto público es limitado y el interés privado aumenta en torno a inversiones con sentido.

Para eso, es trascendental desarrollar estándares de medición, robustecer y facilitar el marco tributario y entregar los incentivos necesarios.

Desde la agrupación Un Nuevo Equilibrio (UNE), empresarios y emprendedores de todo el país queremos formar parte activa de las soluciones, conversando, compartiendo buenas prácticas, ideas y visiones, y aportando a la construcción del nuevo Chile, uno con un ecosistema empresarial más conectado con su entorno y con las necesidades de la sociedad.

El aporte que podemos hacer al mundo y al futuro de nuestra descendencia depende de cada acción que realicemos.

Hacemos la invitación a quienes quieran unirse a este diálogo ya que creemos que mientras más voces generemos los cambios, podremos provocar mayor impacto positivo como consumidores, empleados, emprendedores o inversionistas; ayudando a quienes lo necesitan y aportando a nuestro planeta con acciones de largo plazo y relevante para todos y todas.

Pauline Vial

Directora Ejecutiva de Un Nuevo Equilibrio (UNE)

Los límites de la eutanasia

"En Europa la tendencia es cada vez más aperturista y, sobre todo entre los más jóvenes". Javier González, Académico de Derecho
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En Perú, a pesar de no encontrarse normada la Eutanasia, el Poder Judicial reconoció y autorizó por primera vez en la historia de dicho país el derecho de una persona a terminar con su vida.

Bajo esa premisa, uno podría deducir que, entonces, lo que empieza siendo una situación tolerada y excepcional , se proyecta en los últimos años y empiezan a surgir en torno a ella nuevas cuestiones.

Primero, la extensión de los casos de eutanasia al sufrimiento no solo físico sino psíquico, siendo éste más difícil de calificar: ¿cuándo es intolerable el sufrimiento psíquico? Nadie duda que un enfermo terminal no va a recuperarse, pudiendo experimentar un sufrimiento intolerable, pero ¿y aquél que padece de un dolor psíquico? ¿Cómo se juzga su sufrimiento? En primer lugar, está la cuestión, claro, de si el consentimiento es válido en esas circunstancias.

En una segunda instancia, si la enfermedad priva al paciente de la capacidad de decidir, a menos que hubiera manifestado su voluntad en este sentido anticipadamente. Pero ocurre, además, que en tales situaciones de sufrimiento psíquico cabe plantearse si el desconsuelo que padecen estos pacientes podría haber desaparecido de aplicarles el tratamiento adecuado o de haber encontrado un adecuado diagnóstico de su enfermedad.

Luego, se plantea si la eutanasia debe estar abierta a los menores que padecen ese sufrimiento intolerable y quién decide por ellos (se ha hablado mucho, por ejemplo, de los bebés con espina bífida).

Y continúa el debate con el choque entre el derecho a decidir del paciente y ¿el derecho a decidir de los médicos? Incluso, se ha abierto recientemente un debate aún más espinoso y es el de la eutanasia activa o el suicido basado en el deseo de la persona que, sin estar muy enferma, sin padecer un gran sufrimiento, entiende que no goza de una calidad de vida suficiente y que ha llegado, a su juicio, el momento de dejar de vivir. Este debate se ha planteado sobre todo en Holanda, que ha acuñado el concepto de "vida completa", al igual que en Suiza que se habla de "cansancio vital".

Como se aprecia, en Europa la tendencia es cada vez más aperturista y, sobre todo entre los más jóvenes, el derecho a morir con dignidad se va postulando como un derecho más.