Quema de libros de Astérix y Tintín abre debate por censura
CANADÁ. Hecho fue justificado por los colegios como "un gesto de reconciliación con las primeras naciones".
La quema de casi 5.000 libros en escuelas de Canadá, entre ellos cómics de Tintín, Astérix y Lucky Luke, por considerar que propagan estereotipos sobre los indígenas, reabrió el debate sobre si estas historietas antiguas caían en el racismo y deberían ahora ser prohibidas o modificadas.
Radio Canadá reveló esta acción de "purificación por las llamas", ocurrida en 2019, en una treintena de escuelas católicas francófonas de Ontario, como un "gesto de reconciliación con las primeras naciones".
Canadá está inmersa en un proceso de enfrentamiento con su pasado racista y con el genocidio cultural que practicó con sus habitantes originarios, y que incluye el reciente descubrimiento de los restos de centenares de niños indígenas canadienses en una antigua residencia escolar en el que los aborígenes fueron internados a la fuerza durante casi 80 años.
El escritor chileno y conocido coleccionista de cómics, Francisco Ortega ("Logia"), escribió en su cuenta de Instagram a propósito de la quema de Tintín y Astérix: "Retorno a la barbarie, se suponía que los que quemaban libros eran los nazis, los ultraconservadores, los inquisidores religiosos. Dentro de diez años vamos a mirar con mucha pena y vergüenza esta época de deconstrucción progre de redes sociales".
En tribunales
No es la primera vez que estos relatos se enfrentan a acusaciones de racismo. Los cómics de Astérix, por ejemplo, han experimentado modificaciones en la representación de personajes negros (rebajando el color y el tamaño de sus enormes labios rojos) al ser reeditados en Estados Unidos durante 2020, según afirmó la editorial Papercutz a la agencia de noticias Efe.
Por su parte, "Tintín en el Congo" fue llevado a tribunales en Bélgica por un ciudadano congoleño que reclamó, sin éxito, restricciones a la distribución de la obra: la demanda fue desestimada por una sentencia que descartaba que el contenido de la obra pudiera ser considerado "racista" en su época.
"El cómic no era racista en 1931 (cuando fue publicado por primera vez), aunque sí pueda serlo a la luz de la mentalidad actual", explicó entonces el abogado defensor de la editorial.
La Justicia tampoco aceptó incluir, como reclamaba el demandante, un texto de advertencia sobre el contenido, algo que sí ocurre con este cómic en Reino Unido por decisión judicial. Esta decisión se ha adoptado frente a obras que suponen un choque para la mentalidad actual al reflejar los estereotipos de la época en que fueron concebidas.