Las malas prácticas no tienen ideología
Si algo enseña la historia, es que la corrupción puede venir de la Derecha, del Centro o de la Izquierda. Todos deben tener condena social y judicial. Otro caso icónico es el de Pedro Velásquez, actual diputado independiente y condenado por fraude al fisco. Acogido por el oficialismo, busca la senatorial.
Ahora que ya han pasado algunos días del caso Rojas Vade, sería bueno recordar que no ha sido el único político que ha traicionado la confianza ciudadana con sus actos. Algunos desaparecieron de la vida pública para siempre, como Iván Fuentes, que hasta antes de ser sorprendido recibiendo dinero de empresas pesqueras (gracias al programa Informe Especial de TVN), era prácticamente considerado un héroe de las luchas sociales y el regionalismo. Pero Fuentes por un lado se mostraba como luchador social, y por el otro hacia lobby para empresas pesqueras, que lograron introducir una indicación a ley que permitía comprar el 100% de las cuota de captura de merluza a los pescadores artesanales. Fuentes intentó ser reelecto aunque en otro distrito y en un cupo de la Democracia Cristiana, pero los votantes lo castigaron y desapareció del mapa político.
Hay otros que también han sido sorprendidos en actos antiéticos, pero siguen en política y en altos cargos. Además, no tienen problema en repostularse. Un caso icónico es el del senador Iván Moreira (UDI), al que el Ministerio Público le otorgó el beneficio de salida alternativa del procedimiento en el caso Penta de financiamiento ilegal de la política. Moreira pudo seguir su carrera sin sanción, aunque quedará en la historia su frase: "Tú crees que se pueda un raspado de la olla para los últimos 100 metros de campaña" que le envió en un mail a Hugo Bravo, gerente en Penta. Con desparpajo, Moreira incluso dijo en medios que pensaba en patentar la frase.
Otro caso icónico es el de Pedro Velásquez, actual diputado independiente y condenado por fraude al fisco. No tuvo problemas para ser electo en la última parlamentaria y ahora, acogido por el oficialismo, quiere la senatorial.
Y demostrando que las malas prácticas no tienen ideología, está el caso de Rodrigo Rojas Vade, quien después de reconocer que no tenía cáncer y que lo mejor era salirse de la Convención Constitucional, en los últimos días parece haber cambiado de opinión, después de recibir la "comprensión" de algunos de sus compañeros de lista. El poder debe ser tan adictivo que aunque cometas la más grave de las faltas, siempre tendrás una excusa para seguir aferrado a él.