"Me apasiona el desafío de romper los círculos de pobreza de mis estudiantes"
ANTOFAGASTINIDAD. Rodrigo Sandoval, profesor.
Rodrigo Sandoval Lagunas (36), es Profesor Magíster en Educación y miembro del equipo técnico pedagógico de la Escuela Ecológica D-121 Humberto González Echegoyen, ubicada en el sector norte de la ciudad.
En los tiempos más críticos de la pandemia este destacado docente antofagastino conformó una red de apoyo social integrada por aproximadamente 40 personas que solidarizaron con alimentos no perecibles para la entrega de cajitas de alimentos que iban en ayuda de niños y niñas que más los necesitaban. El grupo también colabora apadrinando a adultos mayores que trabajan en la calle.
¿Dónde creciste y qué recuerdos guardas de tu infancia?
-Crecí en un pequeño pero místico pasaje ubicado en el sector centro de la ciudad de Antofagasta. A faldas del Estadio Sokol, se encuentra el pasaje 14 de julio, lugar que cobijó mi hermosa niñez y, me atrevería a decir, la de todos mis amigos.
¿Cuál es su lugar favorito de la región, por qué?
- Mi lugar favorito de la región es San Pedro de Atacama, un oasis en medio del desierto propicio para el relajo, la catarsis y la introspección, ese lugar está repleto de energía. Otro de mis lugares favoritos es Playa Amarilla, pues era un destino obligado en cada verano de mi corta infancia. Es un lugar mágico donde amé la vida. Desde entonces y hasta mis 37 años, ese pequeño rincón natural ha cobijado mis lecturas de fin de semana.
¿Qué lo mueve, cuáles son sus grandes pasiones en la vida?
Esa incesante inquietud de darle propósito a mi vida, de dejar huellas, un legado. Me mueve el altruismo, la benevolencia y la empatía. Me apasiona la justicia social, la idea de generar y promover acciones para igualar las oportunidades y velar por los derechos principalmente de los niños y jóvenes más socialmente desaventajados. Me apasiona la educación pública y su rol fundamental como ente primordial para las oportunidades de nuestros niños, para que desarrollen competencias técnicas y socioemocionales que, en amalgama, transformen a las futuras generaciones del pensamiento crítico, ciudadanos socialmente sensibles, personas tolerantes y respetuosas de la diversidad, adultos que puedan desenvolverse de forma eficaz y eficiente en cualquier contexto.
¿Cuál fue la mayor enseñanza de sus padres?
-Prácticamente yo crecí con mis abuelos en el pasaje 14 de Julio. De ellos aprendí sobre empatía, solidaridad y altruismo. También aprendí de historia, política y del amor hacia el otro, pero de ese amor desinteresado. Recuerdo que cada navidad, mi abuelo armaba un pequeño y humilde escenario afuera de la casa para luego disfrazarse de viejo pascuero y entregar regalos a todos los niños del sector. Nunca pasó Navidad con nosotros, pero éramos felices con ese tremendo mensaje implícito que entregaba su actuar.
En tiempos tan convulsos ¿qué consejo le darías a las personas?
-Creo que cada crisis trae consigo oportunidades, pero esas oportunidades podremos identificarlas en la medida que ampliemos nuestra mente y nos liberemos de esa victimización tan propia del egocentrismo. La vida no es blanca ni negra, existen matices, quizás mi consejo sería encontrar ese equilibrio que, desde mi perspectiva, permitirá construir.
¿A quién o quiénes admiras?
-Tengo dos grandes referentes que me han ayudado desinteresadamente a crecer íntegramente. El primero es mi abuelo Vicente Lagunas (el viejo pascuero), que sin obligación alguna, me tendió la mano para que nunca faltara el techo, la comida y por sobre todo, para que no faltara esa palabra de aliento en tiempos decadentes. Él es mi viejo, mi padre. Mi segundo referente está ligado al ámbito profesional, su nombre es Claudia Delgado, una maestra del currículum y la evaluación educativa que siempre creyó en mí, incluso más de lo que yo creía en mí mismo. Agradezco a la vida por haberla puesto en mi camino, pues ella, desinteresada y desprendidamente, tomó por opción formarme y acompañarme en mi crecimiento profesional.
¿Qué le apasiona de su profesión u oficio?
-La posibilidad latente de romper con la desesperanza aprendida de niños, niñas y adolescentes. El desafío permanente de romper los círculos de pobreza de mis estudiantes aun sabiendo aquello está supeditado a otros factores.
¿En lo personal, cómo lo ha marcado la pandemia?
-Más que todo me ha invitado a la reflexión y al cambio en la perspectiva de vida. Me di cuenta que mi esposa es mejor compañera de trabajo, aún no trabajando conmigo, y que mi hija es la mejor terapeuta emocional con sólo 6 años. Es un poco lo que comentaba recién "las crisis traen oportunidades" y en lo personal me di cuenta que el primer eslabón de mi vida es mi familia.