Feliz Navidad
"Navidad es una fiesta de celebración única en el año, ¿pero qué celebramos?"
"Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo." El apóstol San Juan revela en los primeros versos de su evangelio, esta verdad en que la palabra "sorprendente" no alcanza a dimensionar el alcance del amor de Dios por la humanidad. Jesús venía a este mundo a iluminar las almas condenadas a la oscuridad eterna, con un mensaje único que traspasa las edades, para que todo ser que le crea tenga la luz de la vida, la eternidad del perdón y del amor de Dios en su futuro.
Jesús nació y creció como todo ser humano, con toda su humanidad, con toda su debilidad con todos los avatares del crecimiento, fue hecho semejante a los hombres, pero su concepción fue divina. Jesús dejó su condición de primogénito y único hijo de Dios, abandonó su sitial de súper grandeza y eminencia, descendiendo a un infinito de sombras de sangre, maldición y muerte. El amor por las almas sin vida ni destino refleja el inimaginable e incomprensible proyecto de salvación, para que toda la humanidad sin distingo alguno reciba perdón y redención por medio de la fe en Jesús.
En este mes, el mundo entero recuerda su nacimiento, con guirnaldas, villancicos y representaciones que enternecen el ambiente, los niños sueñan con el regalo deseado, más de un adulto comparte regalos y el sueño de al menos una noche, parecieran cumplirse. En tanto las ventas en el comercio, tiendas y centros comerciales, junto a los improvisados stand que se erigen en las principales calles ofreciendo sus productos de regalo. Algunos esperan las liquidaciones de víspera de navidad, otros vacían sus cuentas de crédito.
Nada de esto es reprochable, cada cual es adulto, dueño de sus actos ¿Quién se atrevería a reprochar la sonrisa de un niño al abrir sus regalos, o los ojos humedecidos de alguien en soledad recibiendo un obsequio inesperado? Navidad es una fiesta de celebración única en el año, ¿pero qué celebramos? En mi espíritu queridos lectores y lectoras, anhelo, entreguemos en noche buena un regalo a nuestro Señor Jesús, ofrendemos nuestro corazón envuelto en papel de lino fino con cintas de eterna gratitud y reconocimiento agreguemos una tarjeta de felicidades, hecha de humildad y santidad.
Sintamos su alma de redentor, cual impaciencia de niño al abrir sus obsequios. Abracemos a nuestro prójimo como si fuera Cristo Jesús, bajando los párpados creyendo sin cesar, humedeciendo sus pies con perfume de lágrimas de nardo puro que cantan "Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres" celebremos todos esta navidad con el Espíritu Santo de Dios, cada día de nuestro respirar, no olvidando que no hubo, ni hay, ni habrá quien pueda compararse con la nobleza de Jesús, quien se hizo humano sin pedir nada a cambio, aceptando la cruz sólo por amor,… por ti.
Sergio Lagos Luciano,
Pastor Evangélico