Amor
"El amor nos hace trascender más allá de nuestros pequeños mundos personales".
Cada uno de nosotros puede ser alfarero de su propia arcilla. Es decir, con los elementos que tiene, con la sabiduría que posee, con las virtudes o los valores que ha heredado, puede moldear o definir su personalidad.
No estamos absolutamente condicionados ni determinados para ser como somos. En muchos aspectos. Pero el horizonte fundamental de la existencia nosotros lo elegimos.
Ser dueño de nosotros mismos es una condición indispensable para ser libres. Sólo pertenecemos a nosotros mismos. Es interesante hacer estas afirmaciones, porque cada cierto tiempo vale la pena que como personas o como sociedad nos preguntemos por ese horizonte existencial que nos motiva y nos fortalece.
¡Cuál es nuestra búsqueda fundamental! ¿Qué nos impulsa a vivir? ¿Qué nos hace feliz? Hay muchas respuestas y ofertas en el mercado. Para algunos vivir es tener. Para otros vivir es gozar, para muchos cualquier método para lograr estos fines se justifica en nuestra sociedad.
La sociedad nos propone que los cimientos de nuestra personalidad y del mundo los pongamos en el amor. El amor nos hace trascender más allá de nuestros pequeños mundos personales. Nos da la fuerza para vencer en la dificultad.
Nos da perspectiva para mirar lejos. Nos hace crear vínculos entre los seres humanos, de manera que no somos sólo tuercas o tornillos de frialdad en nuestras relaciones diarias. El amor hace entrar el aire fresco a nuestra convivencia contaminada. El amor es la más sólida base para caminar firmes en la vida, sin vacíos, sin heridas, sin complejos. El amor nos sana, nos anima, nos da el gozo de dar sin mezquindad.
Cuando el amor es el horizonte de nuestra vida la personalidad se estructura en armonía y las personas pasan a ser hermanos nuestros. ¡Nos llenamos de hermanos por todas partes! Sin amor, el enfermo es sólo un paciente para el médico y el mendigo es sólo un estorbo para el apuro de quien viaja por el camino. Sin amor la vida invariablemente se nos entristece. El amor es la energía que le puede cambiar el rostro a la tierra entera. Es la más clara y urgente necesidad del hombre.
Arturo Mardones Segura,
Rotary Club Chuquicamata