Detalles de la monumental obra que albergará el ELT en Cerro Armazones
CIENCIA. La construcción del Telescopio Extremadamente Grande (ELT por sus siglas en inglés) permitirá la exploración de exoplanetas compatibles con la vida terrestre.
Tras una hora y media de viaje en bus, a través de un monótono paisaje soleado, seco y muy rocoso hacia el sur de Antofagasta, se encuentra el observatorio Paranal, en medio de la Cordillera de la Costa y que en medio de la nada absoluta alberga la más alta tecnología astronómica del mundo. El Observatorio Paranal es un observatorio astronómico óptico operado por el Observatorio Europeo Austral (ESO), que lleva más de 30 años observando los cielos de la segunda región de Chile.
Lo primero que se ve al entrar en las instalaciones del observatorio son dos áreas importantes: el sector de la cumbre y el de la ladera. Este último es la residencia de todos los trabajadores de Paranal -astrónomos, ingenieros y logística-, con 10 mil metros cuadrados en una construcción subterránea en forma de cúpula.
La temperatura acá es templada pese a que el desierto de Atacama presenta temperaturas muy bajas. Muchos de los trabajadores se refieren a este espacio como un "pequeño oasis en el desierto".
Y no deja de ser cierto. Nada más entrar, un aire casi selvático arropa al visitante mientras una enorme zona verde, piscinas y hotel se abre a la vista.
Mundo en penumbra
Debido a la sensibilidad de a los telescopios que opera ESO en el observatorio Paranal, cada instalación humana debe emitir la menos cantidad de luz posible para no dificultar la tarea de los telescopios, lo que hace que la residencia sea envuelta de una espesa e imperiosa oscuridad en la noche, iluminada solo por el largo camino de la Vía Láctea, a más de 30 mil años luz de la tierra. Unos 680 empleados se someten a la majestuosidad de las noches más limpias del mundo, búsqueda de respuestas en el universo.
"En el universo está la película de nuestra existencia. Sólo tenemos que encontrar los rollos y unirlos", explica Luis Chavarría, representante de ESO en Chile, mientras termina una última charla sobre los detalles del que será el mejora telescopio óptico del mundo, el Extreme Large Telescope (ELT) que se construye al frente de Paranal, en el Cerro Armazones.
"Este proyecto podrá ver 1.000 millones de veces mejor que nuestro ojo", enfatizó con orgullo, una expectación creciente en sus ojos al levantar la vista y señalar el este de Paranal. Ese sueño, sin embargo ya no es solo un anhelo: la materialización del mayor ojo del mundo para observar el cielo, el telescopio ELT que se erigirá en Cerro Armazones, es real y encarna -en una analogía del primer paso humano en la Luna- nuestro primer escalón sobre el cielo observable e inobservable.
Monumental obra
A una altura de 3.046 metros, donde la atmósfera rebaja su nivel de dificultad y permite -con los instrumentos necesarios-, observar un universo sin tantas interferencias, el ELT encuentra su nacimiento el año 2014, convirtiéndose así en la apuesta futura de todos los científicos del mundo, pero también, en el primer proyecto experimental a gran escala totalmente financiado por la European Southern Observatory (ESO).
Para ello, con el sol abrasando en lo alto y el viento marcando velocidades de 80 km/hora, decenas de trabajadores hacen uso de sus conocimientos y su mano de obra para erigir un telescopio de 3.700 toneladas de peso y que prevé su finalización en 2028.
Observar el futuro
A partir de las 7 de la tarde, la pureza de los cielos de la segunda región se expande de punta a punta para que los ojos más curiosos del mundo se levanten a investigar. Es una tarea ardua, de observación continua y sin descanso, pero los resultados al final de la madrugada, cuando el sol se cuela entre las nubes y los cerros y lanza sus primeros rayos de luz, llenan de satisfacción a cada uno de los trabajadores.
Después de 11 horas de observación y análisis, pueden regresar a sus camas, y como si sus relojes estuvieran invertidos en comparación con el resto, duermen como si la noche fuera el día.
Ese tipo de dinámicas se manejarán en el observatorio ELT, donde astrónomos e ingenieros -que cabe mencionar, un 80% son chilenos y chilenas-, tendrán que trabajar continuamente para interpretar y analizar los datos que este enorme telescopio les proporcionará sobre el universo.
Uno de los grandes retos de este telescopio es poder captar imágenes con la menor vibración posible para conseguir exposiciones más largas del universo, y por tanto más información y datos, los cuales podrían otorgarnos revelaciones que solo hemos visto montadas en películas de ciencia ficción.
"El ELT va a empezar a descubrir planetas que en 300 años vamos a colonizar" expresó Chavarría con seguridad al final del recorrido, cuando dejábamos atrás las instalaciones astronómicas de la comuna de Taltal.
Lo cierto es que los profesionales del ELT explicaron que estudiarán principalmente los objetos que se encuentran dentro del sistema solar hasta el infinito.
Así, los trabajos de este próximo telescopio contribuirán a solidificar las matemáticas experimentales y las teorías sobre el origen del universo: exoplanetas -planetas que orbitan alrededor de una estrella fuera del sistema solar-, agujeros negros y materia y energía oscuras, saldrán del telescopio ELT para nutrir al mundo de ciencia y, sobre todo, para darnos información acerca de lo que podría ser nuestro próximo hogar, allí, en las profundidades de un universo en expansión.