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Llenar las casillas con cifras de 1 a 9 de modo que en cada fila, columna y "caja" aparezcan solamente esos nueve números sin repetirse.
Solución día anterior
Llenar las casillas con cifras de 1 a 9 de modo que en cada fila, columna y "caja" aparezcan solamente esos nueve números sin repetirse.
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Vemos cerrada la "Puerta Dos" y se agolpan recuerdos memorables. Pero -sobre todo- dolorosos. Porque para quienes nos consideramos amantes de las letras y hemos hecho de la pluma nuestra alabarda, ya no están allí esos dos actores que nos regalaron tardes de enriquecedores coloquios. Esa "Parada Mixta" donde nos encontrábamos con don Miguel Morales, que de "huraño" nunca nos demostró nada y que -por esas cosas de la vida- tuvo que poner proa hacia otros rumbos terrenales, donde hasta hoy sigue esgrimiendo su clarividente pluma.
Pero Carlos, "Carlitos" para muchos, armó su propio viaje a la eternidad. De sorpresa y sin aviso, nos abandonó cuando más disfrutábamos de su solidaridad. Cuando sentíamos su tremenda calidad humana y palpábamos sus saberes de libros, autores, poetas, revistas, dibujos, lo que fuera.
Allí en "Puerta Dos", arrimados a una mesita redonda, compartimos mostos y palabras. Versos e imágenes. Fue en ese rinconcito pecaminoso (porque era "detrás de la puerta"), donde Carlos Masardo, mostró sus galas de generoso anfitrión. Y sacó a relucir esa tremenda disposición para ayudar, proponer, colaborar, servir y apoyar, todo aquello que tuviera vínculos culturales y/o artísticos.
¿Cuántos jóvenes indecisos, desorientados o soñadores, llegaron a golpear la "Puertas Dos"?... Sin dudas que fueron muchos. Y fueron innúmeras las expresiones de su propio trabajo, comenzando por el periódico "InformArte", que suplió una lastimosa necesidad de comunicar a las esferas locales del arte y la cultura… Y la publicación del folletín "Perro Vago", que repartió algunos tarascones y ladridos, para remover el ámbito cultural antofagastino.
Así era Carlitos. Un eterno hacedor, impulsor, motivador.
Por eso su ausencia nos sigue doliendo. Nos hacen falta sus palabras y esa sonrisa sincera, franca, sin mezquindades. Esos gestos tan suyos, reflejo de un corazón bien puesto y de manos limpias. Esa perenne preocupación "por los demás y para los demás", que dejó huellas inolvidables.
Somos muchos los que "algo" le debemos a "Carlitos".
Por eso, seguirá viviendo en nuestros corazones.
Jaime N. Alvarado García. Profesor Normalista - Periodista.