El día después
"Esta noche no se acaba el país. Se abre una nueva etapa, que dejó atrás la constitución del año 80. Una fase que obligará a construir amplios acuerdos" Cristián Rodríguez Salas, Director del Instituto de Políticas Públicas UCN
Hoy será un escenario incierto, habrá un voto desconocido para las encuestas de opinión públicas sobre el comportamiento de miles de personas que por primera vez serán movilizadas por el voto obligatorio. Hacer predicciones sobre aquel comportamiento es un ejercicio casi imposible de realizar sin evidencias pasadas. Cuántas personas concurrirán a votar este domingo, solo sabemos que en países con voto obligatorio en promedio participan el 70% , por poner el ejemplo de Antofagasta con voto voluntario solo se registró el máximo de un 49 % en el plebiscito del año 2020.
Lo poco que sabemos es avalado por las últimas tendencias a escala nacional y regional, el resultado será estrecho, con pocos puntos de diferencia entre ambas opciones. No se pueden hacer predicciones, por ejemplo del comportamiento y movilización que habrá de los grupos etarios más jóvenes, tampoco de los sectores de menores ingresos, estos últimos con menos información y más distantes de la política, y menos de los indecisos, un grupo que oscilará hasta el último momento entre aprobar o rechazar para reformar. Entonces, será mejor abordar la incertidumbre del resultado de este día domingo situándonos en el día después, qué ocurrirá el día 5 de septiembre, qué escenarios se abren hacia adelante.
En primer lugar, si ganara la opción apruebo del nuevo texto constitucional ocurren dos cosas, por una parte el país se pondrá al día con el mundo, incorporando derechos civilizatorios como son el Estado social de derechos, la incorporación de la paridad de género, el reconocimiento de los pueblos ancestrales, la profundización de los procesos de descentralización, el derecho al medio ambiente; pero por otra parte, existe un consenso transversal acordado en la coalición de gobierno de que el nuevo texto requiere ajustes, que permitan que la constitución sintonice con una amplia mayoría de la población. Una segunda derivada, serán los efectos políticos de la victoria del apruebo, el gobierno iniciará un segundo tiempo fortalecido, podrá conducir la implementación de la nueva carta junto con las reformas comprometidas; también, obtendrá un nuevo aire para movilizar las reformas más complejas de su plan de gobierno.
En segundo lugar, qué pasará si ganara el rechazo. Hay consenso transversal de que se debe iniciar un nuevo proceso constituyente de amplia legitimidad democrática para elaborar un nuevo texto. Salvo sectores muy polarizados, hay una amplia mayoría moderada del rechazo que comparte que la constitución del año 80 fue derogada definitivamente, que recuperar el camino del desarrollo y la paz social requiere incorporar reformas que permitan transitar hacia una sociedad más justa , más cohesionada y con menos desigualdades. Los efectos políticos para el oficialismo del resultado, lo obligarán a realizar ajustes rápidos en su hoja de ruta que le permitan sintonizar con la nueva realidad. Una amplia mayoría entiende, que si gana el rechazo no es razonable esperar un gobierno debilitado; por el contrario, la sociedad requiere un Ejecutivo con un liderazgo sólido que conduzca al país por el nuevo camino que se abre este 4 de septiembre.
En resumen, esta noche no se acaba el país. Se abre una nueva etapa, que dejó atrás la constitución del año 80. Una fase que obligará a construir amplios acuerdos, que permitan recuperar la confianza en la política para avanzar hacia una sociedad más justa, dejando atrás la incertidumbre y el temor.