Ausencia de Xi en el G20 cae en India como declaración política con tensión de fondo
La ausencia del presidente chino, Xi Jinping, en la Cumbre de líderes del G20 que se celebra el próximo fin de semana en Nueva Delhi, se plantea como una de las más notorias de la cita y es vista en parte como una declaración política por las crecientes tensiones con la India.
El primer ministro chino, Li Qiang, tomará el lugar de Xi en la cita de Nueva Delhi del 9 y 10 de septiembre, según confirmó ayer el ministerio chino de Relaciones Exteriores.
Esta sería la primera vez que el mandatario chino no acude a una cumbre del G20 desde que tomó posesión de su cargo en 2008. Aunque a las reuniones de 2020 y 2021 tampoco asistió forma presencial por las políticas de la covid-19, sí estuvo conectado de manera virtual, sin delegar la competencia en ningún otro representante de su gabinete.
Las diferencias entre India y China han ido en escaldada durante los tres últimos años y la relación pasa por uno de sus momentos más bajos, tras uno de los peores choques fronterizos entre ambas potencias en 2020.
Por ello, el líder de una de las mayores economías globales se ausente del primer foro financiero del mundo, el G20, justo cuando su vecina y rival India ostenta la presidencia del grupo es visto en parte como una declaración política dirigida al gobierno del primer ministro indio, Narendra Modi.
La ausencia de Xi, además de la ya confirmada falta del presidente ruso Vladimir Putin, significan también nuevas limitaciones para alcanzar un consenso de grupo que hasta ahora ninguna de las reuniones de ministro ha logrado desbloquear.
A lo largo de la presidencia india del G20, el asunto de la guerra en Ucrania ha entorpecido las declaraciones conjuntas de los grupos de trabajo, ya que China y Rusia rechazan el vocabulario de guerra usado por el grupo para condenar las acciones de Moscú.
Las relaciones India-China se deterioraron gravemente en junio de 2020 tras un choque fronterizo en el valle de Galwan, en el Himalaya occidental, el peor en 45 años entre las potencias nucleares, en el que murieron al menos 20 soldados indios y 76 resultaron heridos, mientras que Pekín reconoció cuatro muertos y un herido de gravedad.