Reforma previsional
El Gobierno del Presidente Boric ha visado 296 pensiones de gracia, que se suman a las 148 entregadas en el Gobierno anterior, pero con la salvedad que el Presidente Boric ha flexibilizado los requisitos, junto con aumentar los montos de dichas pensiones. Lo que llama la atención es que sólo conocemos los términos generales de dichas pensiones -como que 40 beneficiarios tienen antecedentes penales-, pero no los detalles del menoscabo laboral efectivo, que es la esencia para otorgar estas pensiones de gracia, es decir, transparencia nula.
Estas desconfianzas que genera el Gobierno, en conjunto con la vista gorda que está haciendo con la malversación de recursos en el caso Fundaciones, justifica plenamente un portazo a la reforma previsional, la cual sólo está empecinada en hacerse parte de la cotización adicional y administrar con una falta de probidad ya demostrada. De esa manera, son las mismas acciones del Gobierno las que paradójicamente han fortalecido la capitalización individual, descartando dar origen a un sistema de reparto, por pequeño que sea.
Eduardo Jerez Sanhueza
Ideario
Es notable cómo el Presidente Boric ha logrado arrastrar a la centroizquierda hacia los tiempos de la Unidad Popular. Y no se trata sólo de símbolos, ofrendas o recuerdos nostálgicos, ni tampoco de una serie de homenajes desmedidos e inmerecidos que han buscado convertir al expresidente Allende en un nuevo héroe de la patria; la conmemoración oficial del 11 de septiembre tuvo como decidido y programado propósito rescatar y poner en valor el ideario y el programa de la Unidad Popular, que como bien lo destacara Salvador Allende, tenía por objetivo final implantar en Chile el socialismo marxista, aunque lo matizara con "vino tinto y empanadas".
Obviamente, el Partido Comunista ha colaborado entusiastamente a este propósito, como también los diferentes grupos del Frente Amplio y la extrema izquierda. Lo que sí resulta sorprendente es cómo la centroizquierda, que se autodenomina democrática y progresista, se ha dejado atrapar en las redes y entregarse al punto de desperfilarse y echar por la borda lo avanzado y la oportunidad de ser una alternativa ante el electorado moderado del país.
Francisco Bartolucci Johnston
Salud en Chile
En el marco del complejo escenario de la salud en nuestro país, la disparidad entre el sistema de atención público y privado continúa siendo uno de los temas más complejos de resolver. El reciente análisis del Ministerio de Salud sobre la densidad de médicos por cada 10 mil habitantes arroja cifras llamativas, y si bien estamos acercándonos al promedio OCDE, debemos mirar más allá para comprender la verdadera dimensión de la situación.
En concreto, la densidad promedio de médicos de atención general ha mostrado avances, llegando a 31 por cada 10 mil habitantes. Sin embargo, los expertos señalan que la cantidad de médicos en el sistema público es aproximadamente la mitad de esta cifra -alrededor de 15-, aún lejos de cumplir con los estándares necesarios. En concreto, en 2022 se registraron 23.588 médicos contratados en el sistema público para atender a 15 millones de beneficiarios de Fonasa, subrayando la prevalencia de aquellos dedicados al ejercicio privado de la profesión.
Es digno de mención el aumento en la contratación de médicos en el sector público en los últimos años. Entre 2013 y 2022, el número de profesionales contratados en servicios de salud y atención primaria creció en un asombroso 96%, pasando de 136.000 a más de 274.000, impulsado además durante los últimos años por la pandemia. Sin embargo, es imperativo observar que este crecimiento no se traduce directamente en un aumento proporcional en la actividad productiva del sistema.
Sin mencionar que, además, existe un importante problema respecto de la distribución territorial de los profesionales, los cuales están concentrados en los grandes centros urbanos, aumentando las dificultades de ofrecer una salud uniforme, oportuna, digna y de calidad a todos los habitantes del territorio nacional.
En este sentido, es esencial que profundicemos en las causas de esta discrepancia: ¿por qué, a pesar del incremento en la cantidad de médicos en el sistema público, no se ha logrado una mejora sustancial en la atención? Es necesario analizar la infraestructura, los recursos disponibles y los incentivos para entender la raíz de este problema.
La brecha entre el sistema público y privado en la atención médica no es solo una cuestión numérica, sino una cuestión de eficiencia y equidad en el acceso a la atención de calidad. La inversión en recursos humanos debe ir acompañada de una evaluación profunda de los procesos y políticas que afectan la atención médica.
Porque la disparidad no puede continuar, y es tarea de todos los actores que estamos involucrados en la salud pública encontrar soluciones concretas para cerrar esta brecha y garantizar una atención médica óptima para todos los ciudadanos
Bernardo Morales Catalán Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud Universidad del Alba sede La Serena