Antes y después en la vida del hombre
Estamos próximos a celebrar la Natividad del Señor, tiempo para meditar y renovar la confianza en nuestro Salvador.
La historia de la humanidad está determinada en múltiples escritos en un antes y después de Cristo y con absoluta razón, pues la trascendencia del misterio del nacimiento de Jesús es para el hombre el más significativo acontecimiento. No se trata simplemente de dividir los hechos históricos en ese antes y después simplemente para dar una explicación cronológica, pues el nacimiento de Cristo vino a renovar y dar sentido a toda la acción del hombre que dispone su corazón para que su propia vida trascienda.
Por estos días como país hemos experimentado verdaderos cambios en nuestra realidad social y pareciera que la historia de Chile la fraccionamos en antes y después del llamado "estallido social". Efectivamente nuestro país no es el mismo desde el 18 de octubre pasado, la manifestación de una sociedad agotada por la injusticia en múltiples áreas hizo que saliera a la calle y con rabia reclamará por un nuevo trato.
Este querer ser escuchados, atender sus demandas, poner atención y reformular el modelo, han sido el objetivo y sentir de miles de chilenos que claman por justicia, pero si revisamos la historia hay múltiples acontecimientos en los que el hombre ha cambiado el rumbo por el que transita la civilización.
Cristo no queda indiferente ante estos gritos de la humanidad, vino a hacer nuevas todas las cosas y con su nacimiento dar un nuevo sentido a una humanidad desgastada y que es necesario reconstruir.
Estamos próximos a rememorar el acontecimiento más trascendental de nuestra historia humana como es el nacimiento de Jesús, es un tiempo para meditar y renovar la confianza en nuestro Salvador, porque con su presencia todo se transforma. Los creyentes tenemos y renovamos con la natividad el compromiso de ser portadores de la misericordia del Señor, Dios que se hace niño para que reconozcamos el amor que nos tiene y derrama. Este es el verdadero cambio que Cristo nos determina con su nacimiento, un antes y después en la vida del hombre, porque somos protagonistas de la historia, la escribimos cada día, pero con Cristo se abre la puerta al corazón y propósito de Dios con su creación.
Tenemos una gran oportunidad como sociedad chilena, que estamos preparándonos para celebrar la Navidad, vivir esta fiesta con sentido trascendente y no meramente de consumo, el grito ha sido fuerte por un verdadero cambio, contribuyamos todos para que así sea.
Oscar Blanco,
obispo de Calama