El poder blando del COVID-19
"Sólo el distanciamiento social y la promoción de una eficiente higiene son observables". "Prevenir es cuidar, y especialmente debería ser proteger de igual manera a toda una población".
Hace poco más de dos semanas, la Organización Mundial de la Salud decretó como pandemia al brote del nuevo coronavirus (COVID - 19) originado en Wuhan, China. Me parece interesante realizar un análisis a partir de las políticas públicas que están desarrollando los distintos gobiernos internacionales y comunales en una crisis sanitaria de gran envergadura como lo que estamos viviendo actualmente.
La literatura más contemporánea nos habla de una caída de paradigmas post-globalización y de la muerte progresiva del neoliberalismo, pues como bien grafica el psicólogo Alberto Larraín, las naciones-estado que están manejando de mejor manera la crisis son aquéllas que han implementando medidas estructurales de solidaridad más asociadas a regímenes socialistas asiáticos de tipo 'totalitarios', que a democracias capitalistas liberales como las europeas o norteamericanas. Aquí, el cuestionamiento podría ser si las democracias occidentales están dando o no las suficientes garantías de la formación de una ciudadanía responsable y disciplinada que se toma con madurez una situación tan delicada como la expansión del Covid - 19. A esto, agregaría una discusión interesante que ha primado siempre en las relaciones internacionales, la excesiva presencia de la teoría neo-realista justificando, por ejemplo, durante 2018, la inversión promedio mundial en armas de 240 dólares (de acuerdo al Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, SIPRI) versus el gasto en salud de 60 dólares en los países de ingreso medio y bajo y un poco superior en los de ingreso alto (dato proporcionado por la OMS).
Sin embargo, tal como señala la Dra., Samia Saad de la Fundación Gates 'los patógenos no respetan fronteras' ni tampoco relaciones diplomáticas. Sin duda, los países asiáticos nos llevan la delantera, ejerciendo un 'poder blando' a través de la enseñanza de cómo enfrentar la pandemia a través de políticas públicas 'pedagógicas' diferenciadas de occidente. Aquí observamos (1) la detección temprana de los contagios a través de pruebas. Corea del Sur, por ejemplo, está tomando unos 10 mil testes por día, evaluando a más personas de lo que hace USA en un mes. (2) El gobierno de Pekín ha sido híper-vigilante en la detección de nuevos casos potenciales, y no sólo a los pacientes más graves, sino a las personas que estuvieron en contacto con contagiados/as través de un exhaustivo monitoreo por medio de entrevistas, revisión de cámaras de seguridad, registros de hoteles y transportes. La (3) reacción temprana comenzó a mediados de enero cuando Taiwán empezó a tomar exámenes a todos/as los/as pasajeros/as provenientes de Wuhan. También Hong Kong implementó estaciones de toma de temperatura en sus puertos de entrada, efectuando cuarentena a todos/as quienes ingresaron a su país. A esto debe agregarse la rapidez en que Hong Kong y Taiwán instruyeron normas de distanciamiento social y la promoción de medidas de higiene.
De estas estrategias asiáticas, sólo el distanciamiento social y la promoción de una eficiente higiene son observables en nuestro país. Los alcaldes de la Región Metropolitana han sido más osados en solicitar cuarentenas comunales, cierre de ciudades y detección temprana de casos. Nuestras autoridades locales siguen con la idea de culparse unos/as a otros/as y exigir que los privados resuelvan las responsabilidades que sólo competen a sus labores. El poder blando del coronavirus nos obliga a aprender de las medidas asiáticas de 'supresión' y aplanamiento de la curva de crecimiento de contagios, dejando atrás el modelo británico de la mitigación que aísla sólo a las personas contagiadas y no se preocupa de la problemática fundamental: la propagación del virus.
Dra. Francis Espinoza F.
Académica UCN