Atentos a los estafadores
Los mayores riesgos no parecen estar hoy en las calles, sino en las comunicaciones telefónicas, correos electrónicos y algunos sitios web muy inseguros. La cantidad de formas con que actúan los delincuentes es enorme. Otro ejemplo son los correos electrónicos y mensajes a celulares con supuestas "ofertas" de todo tipo.
Existe la impresión de que las estafas y engaños de todo tipo han aumentado en las últimas semanas. Timos telefónicos y por internet se han hecho más comunes, lo que podría explicarse por el tipo de relacionamiento que tenemos hoy.
Hay engaños que son dramáticos. Se cuentan testimonios de familias a las que se les ha dicho que tienen secuestrado a uno de los hijos y exigen un rescate; que algún integrante del grupo ha sufrido un accidente y hay que pagar una fianza; o que el dueño de casa envió a alguien a retirar artículos de valor.
En los últimos días, a raíz de la aprobación de la reforma que permite a los cotizantes de las AFP retirar el 10% de los recursos ahorrados en los fondos previsionales, se han conocido intentos de estafas en que personas llaman supuestamente a nombre de la AFP, y se pide a los trabajadores que entreguen sus claves para que se les haga el depósito correspondiente al retiro.
La delincuencia es cada vez más sofisticada y utiliza metodologías osadas que ya no sorprenden. Las bandas operan incluso desde las cárceles.
Hoy es posible obtener a través de Internet todos los datos de una persona, como nombre completo, RUT, número telefónico, mientras que las redes sociales entregan mucha información, desde los nombres de familiares y amistades, lugar de trabajo o estudio, sitios que frecuentan, fotografías, cuándo y a dónde viajarán de vacaciones, nombre de las mascotas, etc. De esta manera, los delincuentes pueden reconstruir en entorno de sus potenciales víctimas, mientras demuestran la habilidad de ir logrando más antecedentes que las mismas personas proporcionan en forma espontánea durante la conversación.
Es evidente el grado de sofisticación que alcanzan los delincuentes en algunas acciones y los recursos de que disponen para emprenderlas.
Por eso, es necesario que estos temas sean conversados en la familia, para establecer un protocolo de prevención, advirtiendo especialmente a los niños y jóvenes, que suelen ser los que proveen más información en el caso de esos llamados o en sitios de internet en los que navegan.