Ricardo Pinto Neira
Fue a fines de julio de 2019 cuando la emblemática toma Frei Bonn en Calama comenzó a convertirse en un sitio eriazo, abandonado, desalojado por la fuerza y dejando en la calle a más de 300 familias instaladas allí desde mediados de 2012.
El fin de un campamento ilegal que marcó el inicio de un sufrimiento permanente. "Nos ha costado mucho este tiempo porque si ya no hubiese sido suficiente el perder nuestras casas, por precarias que fueran algunas, con el estallido social del año pasado y la pandemia de este año muchos perdieron su trabajo, su fuente de ingreso. Es decir, a no tener dónde vivir había que sumarle no tener qué comer", relata Yoice Urbina, la dirigente y líder que debió encabezar a los vecinos en el traumático momento de dejar el terreno que esperaban fuera el definitivo donde se podrían radicar en el futuro.
Ese sueño no es tan lejano ahora, ya que después de un año de vivir en casa de familiares, de arrendar piezas en sectores del poniente o de simplemente buscar otras tomas dentro de la comuna, son cerca de 165 familias que se acogieron a la iniciativa de ayuda del Serviu que tendrán una solución, quizás algo distinta a la que esperaban.
"Hemos trabajado fuerte pese a los efectos de la pandemia para poder ir acelerando los procesos que se fueron estancando un poco y estamos confiados en que la solución habitacional comenzará a levantarse en octubre de este año. Las familias ya eligieron a la inmobiliaria que trabajará en el diseño y obra, firmaron la respectiva propuesta y ya existe un anteproyecto", relata el director regional del Serviu, Rodrigo Saavedra.
Dificultad
La solución que se avisora de acá a mediados de 2022 no sólo entregará una solución definitiva a un problema permanente de poco más del 50% de las familias que vivían en la toma hasta julio del año pasado.
Las familias afectadas directamente con el desalojo podrán apelar a un poco más de dignidad. Son en su gran mayoría grupos de personas con migrantes de países limítrofes que, en menos de un año, pasaron de la precariedad, en algunos casos, al total abandono y pobreza.
"Nosotros trabajamos con 165 familias y todos los días es un desafío porque acá, cada día van a apareciendo nuevas carencias y es donde hay que poner el foco y tratar de ayudar. Podemos decir que estamos muy orgullosos con lo que hemos logrado con estas familias en Calama, al igual que con otras en Antofagasta", detalla Alejandra Stevenson, directora de la Fundación Recrea, quienes hoy se han convertido en el principal apoyo para esos grupos de ex residentes de la toma que figuran como desempleados y sin hogar.
"No es que cincuenta mil pesos sea una ayuda muy grande, pero una familia que no tiene ningún ingreso porque son extranjeros, porque perdieron el trabajo por culpa de la pandemia y al venir de otro país no cuentan con las condiciones de ayuda suficiente, ese dinero puede servirles mucho para poder tener qué comer", confidencia Stevenson.
La tarea de la fundación, además de generar apoyo financiero y apoyar la respectiva postulación a los subsidios como el de arriendo del gobierno, hoy pasa por entregar insumos y alimentos en cajas familiares y ayudar con suministros básicos como gas o potenciar la enseñanza de los niños mediante estrategias digitales tiene un fin mayor.
"Entregamos capacitaciones porque queremos que esa gente obtenga herramientas de desarrollo social, sepa desenvolverse en un país que no es el suyo, sepa a quién acudir, cuáles son sus posibilidades", relata la directora de Recrea, que reconoce que el proceso de irle "dando alas" a estas familias para que puedan "volar por su cuenta" puede durar más tiempo y no sólo se remite a recibir un departamento o una casa con subsidio.
Renovación
Una vez que contaron con el respectivo anteproyecto, en el Serviu regional inmediatamente se dedicaron a encontrar a la empresa que asumiría la construcción, siendo adjudicado a la constructora Guzmán y Larraín.
Saavedra detalla que "serán viviendas sociales distribuidas en las mismas dos manzanas en donde antes estaba la toma, con 298 departamentos de los cuales 200 son las vinculadas a comités de viviendas de campamentos que trabajaron en planes de acompañamiento social por año y los demás pertenecen a los comités regulares de Calama que trabajan con la municipalidad y están en la lista de antigüedad del Serviu".
Serán viviendas en edificios de cuatro pisos, con 58 metros cuadrados, tres dormitorios, baño, comedor y logia y en algunos casos, balcón. Todo entre un diseño con áreas verdes para hermosear el entorno.
Con ello, gran parte de los habitantes que vivieron el calvario de ser despojados de un terreno que nunca fue suyo, esta vez podrán volver al mismo barrio con la certeza de que comienzan a pavimentar un proyecto de vida más feliz que el que dejaron hace un año atrás.
298 familias
18 se verán beneficiadas con el nuevo proyecto de viviendas sociales en el sector.