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Desafío del rubro minero: la Ley de Inclusión

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En estos meses, producto de la pandemia, ha quedado en evidencia que los avances legislativos para lograr la inclusión laboral de las personas con discapacidad, no están llegando a tiempo. Las personas que están contratadas, pero que están pensionadas, no cotizan en la AFC, por tanto, quedan excluidas de la cobertura de la Ley de Protección al Empleo. No tienen derecho a la suspensión de su lazo laboral. No tienen derecho a pactar la disminución de jornada con la empresa ¿Qué sucede entonces? La desvinculación… pero no es tan simple.

Las empresas de más de 100 trabajadores deben cumplir la Ley de Inclusión 21.015, que obliga a tener el 1% de personas con discapacidad contratadas. Todas aquellas empresas que incumplen se exponen a multas y desprestigio internacional. En este sentido, es importante tener en cuenta que en países como Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia se priorizan las medidas dirigidas a persuadir a las empresas para que ofrezcan oportunidades de empleo a las personas con discapacidad y, también, para generar capacitaciones que equiparen sus oportunidades y faciliten así su ingreso al empleo.

Muchas de las empresas mineras y proveedoras de la minería presentes en Chile, son compañías internacionales que se rigen simultáneamente por la ley chilena y por estándares internacionales. La ética es un factor relevante al momento de ser evaluadas por sus casas matrices. Por ejemplo, en Australia, Inglaterra, Canadá, Holanda y Alemania, entre otros casos donde nacen las grandes compañías con presencia en nuestro país.

Es imperativo que las empresas avancen en materia de inclusión laboral de personas con discapacidad. En este punto hay que sincerar que contratar una persona con discapacidad NO implica ser inclusivo. Ser inclusivo implica que las personas con discapacidad sean consideradas bajo los mismos estándares que las sin discapacidad. Para ello, las empresas deben iniciar la implementación de programas que den cuenta de tres áreas y acciones primordiales: contratación, cambio cultural y accesibilidad.

El sector minero chileno enfrenta hoy el desafío de la inclusión, pero lamentablemente el 59% de las personas con discapacidad de Chile permanecen excluidos del sistema laboral nacional.

La desprotección es evidente. Debemos impedir que en esta pandemia la desprotección los haga más vulnerables aún, no debieran ser los primeros en la fila a la hora de desvincular.

En Fundación TACAL nos dedicamos a capacitar a personas con discapacidad porque creemos firmemente que algún día lograremos que las empresas no requieran de una ley para incluirlas y que su selección por competencias suceda de manera natural.

Andrea Zondek

Presidenta de Fundación TACAL

La lluvia cayó y cayó

"Nunca olvido que cuando íbamos a la Fiesta de la Virgen de Ayquina, caían muchos copitos de nieve en la leche caliente con vainilla".
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Recientemente mientras dormía, creí escuchar gotas de agua que caían en mi techo y al despertar con la luna creciente iluminada vi pozas de agua por doquier, productos de una leve llovizna, intensificándose durante el día y noche. Se registraron bajas temperaturas, tormentas eléctricas, nieve y lluvia.

En la cordillera y Alto Loa, hubo ráfagas de vientos blancos lo mismo que en el Paso de Jama, Sico e Hito Cajón, cerrando las fronteras de Chile. Estos meses siempre han sido muy fríos. La historia recuerda que cuando Pedro de Valdivia pasó por estos lados para cambiar las herraduras de los caballos, muchos de sus hombres se enfermaron de neumonía por lo que se trasladaron a vivir en Chiu Chiu.

Nunca olvido que cuando íbamos a la Fiesta de la Virgen de Ayquina, caían muchos copitos de nieve en la leche caliente con vainilla que mi madre preparaba en el fogón del horno de barro. En ese entonces los trabajadores de las cañerías de Toconce se acercaban al pueblo a compartir y tomar con nosotros la leche caliente con sopaipillas.

Revisando la crónica del siglo pasado, igual que don Víctor Rojas nacido en 1917 trabajador chuquicamatino de la maestranza, recordamos haber visto varios nevazones en nuestra vida; nieve que caía lateralmente sobre el rostro, alegrando a los adultos y niños, imprimiendo bellas fotos para el recuerdo.

Por el año 1924 el río Loa tuvo una gran crecida rebalsando sus cauces, desbordándose y el agua corría por toda Calama destruyendo los generadores de luz, dejando la ciudad en oscuridad.

El señor Maturana, (apodado el ajicito) ex alcalde de la municipalidad de Chuquicamata y entonces de Calama; pidió ayuda al alto ejecutivo de bienestar a Mr. Tichmarsh quien llegó a caballo y desde el hospital vio que el agua atravesaba la estación, después de destruir la protección de la Finca Abaroa, pero no llegaba al Hotel La Bolsa. Con 20 chuquicamatinos hizo diques desviando el río.

Todos recordamos la aparición de los remolinos de viento con piedrecillas en el mineral, tenían gran velocidad y nos azotaban la cara, arrastrándonos calle abajo cuando íbamos a la escuela y a comprar a la pulpería y feria.

Estos vientos hoy destruyen las techumbres del casco histórico del mineral; volando las calaminas del Variedades y comercios. Codelco hoy nos ha invitado y nos mostrará a los chuquicamatinos el Plan de Manejo y tiempo, años, que tiene para ejecutar y proteger, lo que queda de lo que fue nuestro hogar.

Nancy Monterrey

Escritora

Un mayor esfuerzo de todos

Cualquier intento de recuperación pasa por resolver el problema sanitario. Pero a la luz de lo que se observa en las calles, eso es muy difícil, al menos, en nuestra zona. Las autoridades ya están adelantando lo que ocurrirá: las posibilidades de flexibilizar el confinamiento en nuestras ciudades es muy reducido. A la luz de los contagios diarios, eso es totalmente razonable.
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Muchos están sorprendidos por la cantidad de gente que, a ratos abarrotan las principales arterias de nuestras ciudades, las que, debe recordarse, están en cuarentena. Es el caso, en lo principal de Antofagasta y Calama, comunas que llevan más de dos meses en confinamiento, el que ya presenta un evidente relajo en las últimas semanas.

Puede ser producto del extenso tiempo, pero también de otros factores algo más complejos de entender y resumir, sobre todo cuando se trata de cuestiones culturales.

El punto es que hay mucha gente en las calles.

El último fin de semana, por ejemplo, fueron solicitados 148.439 permisos en la región, cifra que considera a las tres comunas que se mantienen en confinamiento (Antofagasta, Calama y Mejillones), como también a Tocopilla, que se encuentra en fase 2.

En el detalle, el día sábado, fueron requeridos 51.587 permisos en Antofagasta, 24.974 en Calama, 1.314 en Mejillones y 3.001 en Tocopilla, mientras que el domingo las cifras fueron 43.637, 19.814, 919 y 2.437, en el mismo orden.

Por otra parte, los centros de nuestras ciudades concentran todos los servicios relevantes lo que obliga a las personas a trasladarse hasta estos sitios de alta densidad.

El fenómeno del desempleo es otro factor muy importante. Cuando tenemos que una de cada tres personas en edad de trabajar está afectada, empezamos a percibir la magnitud del problema. Muchas de estas personas salen necesariamente a buscar sustento y ayuda, cuando los recursos escasean, como es el caso en buena parte del país.

Ayer la región registró 61 infectados. La menor cifra de las últimas semanas llegó a 57, el pasado 25 de agosto y no hemos podido reducir esa cifra, tal cual ocurrió en otras regiones. El promedio, ya con cuarentena está por sobre los 70 casos diarios.

A la luz de lo observado en las calles de nuestras localidades, será muy difícil reducir a cero los enfermos, salvo que todos hagamos un nuevo y mayúsculo esfuerzo para comenzar avanzar en la ansiada y urgente recuperación.