Pandemia y obesidad
Los meses de encierro y la consecuente falta de actividad física, sumada a una alta ingesta calórica, ha tenido efectos en la salud de las personas. La obesidad y el sobrepeso son mucho más que un problema estético, pues afectan seriamente la calidad de vida. Si antes de la pandemia era una preocupación, lo es mucho más ahora.
Antes de las pandemia, la obesidad y el sobrepeso eran una gran preocupación en el país y en el mundo, y ahora, con meses de encierro a cuestas, limitación de movimiento, gimnasios cerrados, teletrabajo y, por cierto, mala alimentación, el problema parece haberse acentuado.
Seguramente el real impacto de la emergencia en este problema de salud pública comenzará a dimensionarse con la normalización de las atenciones médicas y los controles físicos en los colegios, pero desde ya existen algunos datos que son decidores.
La "Encuesta de Consumo de alimentos y ansiedad durante la cuarentena por COVID-19 en Iberoamérica", conocida hace unas semanas, reveló que el 44% de los chilenos subió de peso.
El sondeo fue aplicado en once países (Argentina, Colombia, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Panamá, Costa Rica, Guatemala, México, España y Chile) y en promedio el 38,5% de los consultados dijo haber experimentado este cambio físico durante la pandemia.
Debe precisarse que la obesidad y el sobrepeso son mucho más que un problema estético, pues afectan seriamente la salud de las personas, haciéndolas más proclives a desarrollar cuadros complejos de covid (si llegan a infectarse) y a padecer una larga lista de otras enfermedades.
La obesidad aumenta las probabilidades de tener hipertensión y niveles anormales de colesterol, que son factores que provocan dolencias cardíacas y accidentes cerebrovasculares; puede afectar la manera en que el cuerpo usa la insulina, lo que aumenta el riesgo de diabetes; y además puede aumentar la prevalencia de algunos cánceres. También eleva la probabilidad de desarrollar enfermedades de vesícula y problemas hepáticos, puede ocasionar trastornos ginecológicos y sexuales, apnea del sueño, y problemas óseos y articulares, entre otros, sin considerar los efectos en la autoestima, sobre todo cuando se presenta en niños y adolescentes.
Es claro que este es otro de los temas a los cuales debe ponerse atención por sus implicancias en la salud, a corto, mediano y largo plazo, y porque en el fondo está en juego la calidad de vida de muchos.