José Luis Ramírez M.
Nueve expertos colaboran con el Ministerio de Ciencias para identificar y evaluar las vacunas más promisorias que están en desarrollo para enfrentar la pandemia, y uno de ellos es el Doctor en Microbiología e Inmunología, Alexis Kalergis.
Kalergis es profesor e investigador en el Departamento de Genética Molecular y Microbiología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica, y dirige el Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia, lo que lo convierte en uno los especialistas más calificados del país en el campo del desarrollo de vacunas.
Para el experto, la semana pasada fue de buenas noticias. La aprobación del uso de la vacuna desarrollada por Pfizer en Reino Unido es un importante logro en la carrera por superar una pandemia que ya tiene 66 millones de contagiados y 1,5 millones de muertos.
¿Qué importancia asigna usted al anuncio del Reino Unido de autorizar el uso de la vacuna de Pfizer?
- Es un avance importante y sin duda una buena noticia, sobre todo para proteger a las personas más expuestas al virus. Es importante indicar que la autorización del uso de emergencia de la vacuna de Pfizer pasó por la aprobación de la entidad regulatoria en el Reino Unido, lo que implica una exhaustiva revisión de los antecedentes entregados por este laboratorio a la agencia regulatoria y de la autoridad sanitaria de ese país.
Ahora, si bien es un paso importante, hay que mantener la cautela a la espera de que se completen los estudios clínicos y los resultados sean publicados en revistas científicas revisadas por pares independientes, los que deben confirmar la seguridad y eficacia que han sugerido los análisis interinos realizados por este laboratorio y los otros laboratorios.
¿Es posible que esta acelerada carrera por tener vacunas haya comprometido aspectos de seguridad, cuáles son los riesgos de esta urgencia?
- Nunca antes la opinión pública había estado tan atenta a los avances de la ciencia y la medicina sobre el desarrollo de vacunas o medicamentos para una enfermedad. Por lo tanto, se han tomado medidas muy rigurosas para procurar la seguridad de los sujetos que han participado en los estudios clínicos. Desde la fase clínica I hasta la fase clínica III, se evalúa la seguridad en humanos, y después de la autorización del uso de emergencia y aún después de que eventualmente sea aprobada para su uso masivo, se continúa realizando el estudio de seguridad de las vacunas. A pesar de que hasta el momento no se hayan observado efectos adversos, es muy importante continuar y completar los estudios, así como dar seguimiento a las personas que hayan recibido la vacuna para confirmar la seguridad y potenciales efectos adversos que pudieran ocurrir en un porcentaje muy pequeño de la población.
En los próximos meses seguramente existirán varias vacunas en condiciones de suministrarse, ¿qué criterios recomendaría usted para seleccionar la que debe usar Chile?
- Lo ideal es contar con vacunas seguras que tengan el mayor porcentaje de eficacia y sus necesidades de almacenamiento y distribución sean acordes a las capacidades de nuestro territorio. Es la autoridad sanitaria de nuestro país, el Minsal, con la asesoría del CAVEI, los que definen qué vacuna(s), cuándo y a quiénes se administran. Debemos eso sí tener en cuenta que existirá una gran demanda a nivel mundial y los acuerdos de colaboración científica, sumados a los de tipo comercial, podrían ayudarnos a que como país podamos contar con opciones de una o más vacunas con acceso preferente y temprano.
¿La instalación de un centro de vacunas y el fortalecimiento de la investigación en este campo hoy es una necesidad apremiante?
- Debemos recordar que Chile fue uno de los líderes en Latinoamérica en el desarrollo y manufactura de vacunas desde 1896 hasta el 2002. Y esta emergencia sanitaria ha evidenciado la importancia de contar con un centro de desarrollo y manufactura de vacunas, para asegurar tanto el abasteciendo local, como también, facilitar la elaboración de productos enfocados en la realidad epidemiológica del país. Es un desafío importante, en el que estamos trabajando en colaboración tres universidades, la UC, la U. de Antofagasta y la U. de Chile, junto al Gobierno Regional de Antofagasta.
Cooperación
¿En el futuro, será posible tener respuesta a las amenazas de otros virus con la misma rapidez?
- Considero que la humanidad nunca antes había estado tan preparada para enfrentar una pandemia y eso se debe al gran desarrollo científico-tecnológico que hemos alcanzado, empezando por la secuenciación del nuevo virus, el desarrollo de kits de detección, ventiladores mecánicos, elementos de protección personal y el desarrollo de vacunas (...) Sin duda esta pandemia está dejando enseñanzas que deben ser consideradas para enfrentar una nueva emergencia sanitaria equivalente, sobre todo en los aspectos de acciones de alerta temprana y un plan de acción que permita reducir al máximo la diseminación de una pandemia y al mismo tiempo proteger la calidad de vida de la población nacional en una situación equivalente.
¿Más allá de la vacuna, cuáles son los desafíos de la humanidad en frente a estas amenazas?
- Creo que hemos aprendido muchas lecciones, pero desde nuestra mirada como científicos pensamos que la colaboración y asociatividad conduce a mejores resultados y en plazos menores. El nivel de colaboración e interacciones que hemos visto en el desarrollo de vacunas para COVID19 no tiene precedentes en historia de la ciencia y la medicina. Así que estoy convencido que si en un futuro nos enfrentamos nuevamente a una amenaza de esta naturaleza, podremos actuar mucho más rápido en su detención, control y desarrollo de vacunas. Otra lección importante es que en Chile contamos con jóvenes científicas y científicos que con gran compromiso y dedicación hacen que su labor de investigación al interior de los laboratorios universitarios se transforme en un servicio a nuestra sociedad (...) Finalmente, hemos aprendido que la ciudadanía está cada vez más interesada en el avance científico, pero al mismo tiempo exige máxima trasparencia en los procesos generadores de conocimiento y de nuevas tecnologías. Esto impone mayores estándares de rigurosidad y nos exige a los científicos el comunicar de manera clara y directa lo que estamos haciendo.
Mantener la colaboración y cooperación internacional para el desarrollo de vacunas o terapias y es muy importante continuar con la educación científica a través de la difusión, labor que en nuestro caso realizamos a través de Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia.