Del "cancho" al "Pololito"
Tengo la "Estación Nueva" a la vista. Claro que su estado es un desastre, debido a la desidia de la empresa ferroviaria que es la única dueña. Dicen que la van a restaurar y espero tener vida para verla. Ese imponente edificio de otrora, dio el nombre a nuestro barrio, hoy populoso y ordenado. Desde Avenida Argentina hasta Zenteno y desde Iquique a Valdivia, nos conocíamos todos. Nos hacíamos llamar "vecinos", en señal de cercanía y confianza.
La llegada de los trenes era un suceso que se repetía a diario y varias veces a la semana. Convoyes del sur, de Calama, de Bolivia y Argentina, traían pasajeros de todos los pelajes. Llegar de un viaje y mirar el mar desde el altozano donde se halla la Estación Nueva, era una visión inolvidable para todos. Y era la oportunidad de ganarnos unos pesos con aquellos pasajeros que portaban grandes bultos, maletas, paquetes o "retobos". En otras palabras, había viajeros "que llegaban con todos sus monos"… Y era obvio que precisaban ayuda.
Allí aparecíamos los niños de entonces, para ganarnos "un cancho"… Y ofrecíamos nuestros servicios ocasionales de transporte con un ¿Maletita a pulso, señora, señor?...La respuesta afirmativa era la señal para cargar al hombro la valija y llevarla…¡Hasta una residencial del centro! El pago por todo ese esfuerzo, alcanzaba para una "galleta azucarada", una "fruta picada" o un puñado de "uva desgranada".
Pero…
"Cambia, todo cambia…" -nos recuerda el chilenísimo Julio Numhauser. Y esos servicios ocasionales hoy se les llama de otro modo: Es un "pituto", para algunos. Una "chamba", para los más extranjerizados. "Pololito" para satisfacer a los siúticos. Una "peguita", para los más modestos. Una "gallada" para los mayorcitos.
Es que en este encierro forzado, hice forcejear la memoria, hallando estas voces que -hoy por hoy- llegan a hacerse comunes, toda vez que proliferan los trabajos informales/eventuales, que -para las frías estadísticas- se disfrazan como "independientes", "ocasionales" o "emprendimientos"… ¡Vaya uno a saber…!
Jaime N. Alvarado García. Profesor Normalista, Periodista.