Peligro: mujeres escribiendo
Si escuchamos el nombre Fernán Caballero, pensamos espontáneamente que se trata de un varón. Sin embargo, en el pasado, en el mundo de las letras, ocurría algo que hoy suena raro: Este era el seudónimo de una española que, habiendo escrito varias novelas en oposición y a escondidas de su padre, en realidad se llamaba Cecilia Böhl de Faber y Larrea. Una de las pioneras de la narrativa y el periodismo femenino español. También la joven Caterina Albert y Paradís, debió adoptar el pseudónimo Víctor Catalá, y con ese nombre posteriormente formó parte de la Academia de la Lengua Catalana y fue elegida miembro de la Real Acadèmia de Bones Letres de Barcelona.
Y ocurrió prácticamente en todas partes, que las mujeres debían ocultar su condición femenina para poder publicar sus trabajos. En Francia, Amandine Aurore Lucile Dupin hubo de cambiar su nombre a George Sand. También Sidonie-Gabrielle Colette, publicaba solo como Collete. En Inglaterra, "el escritor" George Elliot, resultaba ser Mary Ann Evans. Las irlandesas hermanas Brontë, debieron usar nombres de varón como Ellis Bell y Currer Bell para poder publicar.
En Chile, años después, los varones aún suponían que escribir y publicar libros era una tarea masculina, por ende las mujeres pioneras debieron ser discretas: Esmeralda Zenteno de León era Vera Zouroff cuando escribía y publicaba, Elvira Santa Cruz era Roxane, María Luisa Fernández era Monna Lisa, Mariana Cox firmaba como Jade, Laura Jorqueda como Aura, y así …
Las escritoras chilenas del siglo 20 comienzan a usar su propio nombre, pero hay quienes conservaron la "norma" quizá por tradición, y tuvimos a Lucila Godoy como Gabriela Mistral, Luisa Anabalón Sanderson como Winett de Rokha, Tilda Brito Letelier como María Monvel, por dar algunos ejemplos.Hoy es el tiempo del "empoderamiento femenino", y aumentan cada día las mujeres escritoras, quienes están más que conformes de exponer su nombre con el trabajo realizado. Sin tener que esconderse ni sentirse en segundo plano. En el siglo 21, bienvenida la escritura de mujer, libre y sin restricciones.
Cecilia Castillo, académica y escritora