Jonathan Villella C.
Un poco cansado de que sus dichos, argumentos y manera de pensar sean usualmente tergiversados en redes sociales, algo que entiende con pesar -porque después de todo, todos somos hijos de Dios-, el sacerdote jesuita, Felipe Berríos, arduo defensor de la humanidad detrás del fenómeno migratorio, conversó con El Mercurio de Antofagasta para hablar sobre la crisis migratoria en el norte, la nueva ley, y los desafíos que surgen en esta materia, y que tendrá que asumir el nuevo gobierno.
¿Cree que el próximo gobierno tendrá la capacidad de asumir el problema migratorio en Chile?
-El gobierno que va a asumir no tiene una vara mágica para resolver un problema complejo y múltiple como es el de la migración, que entre otros tiene un aspecto; migratorio, otro de seguridad, otro de centralismo, etc. Pero sí pienso que en este tema el gobierno que llega tiene una actitud de diálogo, de escucha y una mirada más humana de los migrantes que puede ayudar mucho a una buena resolución del conflicto.
¿Cuál debiese ser la mirada del gobierno actual, el próximo, de la comunidad en general respecto de esta crisis migratoria que hoy pone a niños y delincuentes en el mismo saco?
-Precisamente, no tenemos que poner en un mismo saco cosas que son distintas, pero también debemos despolitizar el tema, pues se ha politizado y torpemente simplificado, y así, si alguien es de izquierda se piensa que cree que no debe haber ninguna traba para la migración y se debe dejar entrar a cualquiera, y por otro lado, si alguien es de derecha se piensa que no debería entrar nadie, como si esto fuera posible, o exigir visas a quienes no pueden sacarlas. Estas simplificaciones impiden soluciones adecuadas y realistas.
¿Cómo ve usted la nueva Ley de Migración?
-Es importante que haya una ley, pero ésta puede ser letra muerta si la actitud hacia la migración es de rechazo y al mismo tiempo que se aplica la ley, se comunica al país sólo aspectos negativos de la migración.
¿Cuáles son los temores y las consultas que le han llegado por parte de inmigrantes, respecto de esta nueva Ley?
-La mayoría no conoce la ley ni sus artículos, están preocupados de sobrevivir y de sus familias; conocen eso sí el constante bombardeo oficial en contra del migrante...
Regularización
Actualmente no existe un proceso regulatorio de extranjeros en Chile; el anterior terminó el 7 de enero. Hoy, quienes entren al país y quieran comenzar a regularizarse, deberán esperar -dependiendo de las circunstancias-, a que el próximo gobierno realice un proceso de regulación similar, tras haberse autodenunciado. ¿Cree que la no continuidad de este proceso (regularización), acreciente la crisis actual?
-Este gobierno ya hace tiempo que no gobierna y menos en este tema. Es mejor esperar autoridades nuevas, con una nueva mirada y que hagan realidad lo que cantamos con tanta pasión en los estadios de que; "Chile es el asilo contra la opresión".
¿Cuáles cree serán los desafíos que tendrá que afrontar en esta materia, el gobierno de Boric y las autoridades que asuman en regiones?
-Cuatro temas importantes, según veo. El primero es dialogar con los gobiernos latinoamericanos y llegar a un acuerdo de cuotas de migrantes y de alguna manera también incidir para que Venezuela no siga haciendo que sus ciudadanos huyan. El segundo tema a trabajar, será fortalecer las fronteras policiales, donde se realice un trabajo coordinado con trabajadores sociales. El tercer punto, es que se logre entregar visas de trabajo a todos los que logren entrar, con tal de desarmar las mafias que los explotan y traen a Chile; así sabríamos cuántos son y dónde están, eso les permitiría optar a trabajos formales, arrendar, pagar imposiciones e impuestos y no ser una competencia desleal a los trabajadores chilenos pues estarían sujetos a la ley laboral. Después del año se puede revisar si han trabajado o no, saber el porqué, y ahí tomar una decisión más definitiva. El último punto, es comunicar la migración como una oportunidad de crecimiento cultural, humano y económico para el país.
¿Qué le parecen las diversas reacciones que generaron sus palabras, en una entrevista a un medio capitalino: "si los extranjeros se van de Antofagasta, Antofagasta deja de funcionar"? ¿Cree que las personas que se ofendieron con esta respuesta, malinterpretaron el trasfondo de su argumento o desconocen la realidad actual de Antofagasta?
-No los culpo si están oyendo continuamente que los migrantes son los culpables de todas las calamidades y si alguien le dice algo distinto no lo comprenden, pocos oyeron al Banco Central, una entidad autónoma y sería, que dijo en cifra el aporte que han significado para en crecimiento de Chile la llegada de migrantes.
¿Se justifica el miedo de algunos vecinos, localidades como Tocopilla, Iquique, por dar un ejemplo, respecto del fenómeno migratorio actual?
-El miedo es hacia a la delincuencia en general del país, venga de chilenos o migrantes, que nos hacen vivir en la inseguridad y en ese miedo los migrantes pueden ser injustamente el chivo expiatorio de un problema que tiene otras causas y una de ellas es la negligencia de las autoridades en contra la delincuencia.
Respecto de todo lo acontecido en este contexto (crisis migratoria) ¿Cuál es la evaluación que hace usted, finalmente, de Chile, de nuestra sociedad?
-Trump fue un presidente que negó el problema del calentamiento global y con eso aumentó el problema, la migración es algo propio de un mundo globalizado, donde queremos que circulen libremente los capitales, las cosas y no las personas que dependen de los capitales y la producción de cosas. Negar que la migración llegó para quedarse es acrecentar el problema. La migración es un desafío y hay que ser sabio para sacarle provecho.
"El miedo es a la delincuencia en general, venga de chilenos o de migrantes (...) un problema que tiene otras causas y una de ellas es la negligencia de las autoridades en la seguridad".