Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Espectáculos
  • Clasificados
  • Cartelera y Tv
  • Deportes
  • Contraportada

Cuando la rutina se vuelve un panorama

En el contexto de la crisis sanitaria, una de las principales medidas preventivas ha sido el aislamiento. Situación vista con agrado al principio, y que al cabo de un tiempo nos hizo repensar cómo vivir el día a día. Como dice el dicho "nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde". Fue así como la rutina se volvió un panorama, y una vez que las cuarentenas llegaban a su fin, las personas no dudaron en inundar las calles.
E-mail Compartir

Acasi dos años de la llegada del SARS-CoV-2, la percepción de muchos sobre el teletrabajo y el encierro ha cambiado radicalmente. Al principio de la pandemia, la comunidad científica enfatizaba en la necesidad de los confinamientos para detener el avance del covid-19 y la población veía con buenos ojos permanecer en sus casas para resguardarse. Sin embargo, bastaron unos meses de salidas limitadas a lo dispuesto en los permisos temporales de circulación para tomarle el valor a algo tan sencillo como salir a la calle para hacer las compras del día o ir de paseo a un parque con nuestros hijos, amigos, o nuestra mascota. Como dice el dicho "nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde". Fue así como la rutina se volvió un panorama, y una vez que las cuarentenas llegaban a su fin, los atacameños no dudaron en inundar las calles para retomar la antigua normalidad.

Las actividades al aire libre, las clases y el trabajo presenciales se ven más atractivos que nunca. Puede que esta necesidad de recuperar los espacios públicos y salir de casa.

Cabe señalar que el largo periodo de aislamiento ha calado de forma transversal en la población, que ha reaccionado organizando eventos masivos ante la primera posibilidad de hacerlo, ejemplos hay muchos, como los carretes masivos en Zapallar (entre cuyos participantes figuraban hijos de parlamentarios), y la fiesta con decenas de lanchas, motos de agua y hasta un helicóptero en el Lago Villarrica por mencionar un par de ejemplos.

El punto es ¿qué hacemos frente a estos actos que se repiten justo ante una nueva ola de contagios y alza en las hospitalizaciones a nivel nacional?, entendiendo que las multas no son suficientes para evitar la proliferación de que reuniones sin las medidas preventivas establecidas por la autoridad sanitaria.

Qué debe pasar para que tomemos conciencia y disfrutemos dar un paseo en nuestro rato libre, o descansar a la sombra en una plaza, pero respetando las medidas preventivas. Ya no hay cuarentenas, pero la sensación de encierro sigue siendo igual o peor que hace dos años.

La Convención y el Estado Autónomo Regional

"Las opiniones más extremas señalan que es un salto al vacío. Ni lo uno ni lo otro". Cristian Rodríguez Salas, Director Instituto de Políticas Públicas UCN
E-mail Compartir

Después del arduo trabajo de las 10 comisiones en que se ha dividido la labor de los 154 convencionales, esta semana la Convención entró en una fase decisiva. Los informes y artículos aprobados en las 10 comisiones deben ser analizadas y sometidas a votación en el Pleno, para quedar establecidos en el borrador de la nueva Constitución de alcanzar el quórum de 2/3.

Durante los días previos, le correspondió al Pleno tratar Sistema de Justicia y Forma de Estado. En ambos casos se aprobaron los respectivos informes, pero no fue así por algunos de los artículos que despertaron mayor controversia entre los colectivos sociales y políticos que componen la Convención, y que deberán volver a las respectivas comisiones a ser reformulados y buscar los consensos para su aprobación.

En el caso de la Comisión Formas de Estado, que toca a la descentralización y a la distribución del poder desde el centro a los territorios se aprobó el artículo que dice relación con el Estado Autónomo Regional( art.2). La figura del Estado Autónomo Regional, no es nueva hay que buscar sus antecedentes en la constitución de la República española de 1938 y en la constitución italiana de 1949. Entre el Estado unitario y los Estados federales, el Estado Autónomo es una figura política intermedia entre ambos, es un avance en materia descentralización porque incorpora la autonomía política, administrativa y fiscal, pero se diferencia del Estado federal porque no contempla soberanía ni una constitución propia, que continúa radicada en el Estado/Nación.

Sin embargo, parte de los artículos que conforman el cuerpo del Estado Autónomo Regional fueron rechazados por el Pleno del día viernes último, en particular no se alcanzó el quórum en aquellas normas que dicen relación con la Asamblea Legislativa Regional y que deberán volver a la comisión para su reformulación. Algunas voces señalan que es una figura que fracciona el país, que competirá con las facultades del Congreso, y las opiniones más extremas señalan que es un salto al vacío. Ni lo uno ni lo otro. De acuerdo con la experiencia comparada, al Estado/ Nación corresponde dictar los presupuestos normativos mínimos, y a los Estados Autónomos Regionales la traducción específica de las normas generales a las realidades territoriales.

Probablemente, será muy adecuado esperar ajustes que despejen los desacuerdos y temores señalados, pero sin lugar a dudas la nueva carta rediseñará en los próximos años la relación entre el centro político y los territorios. El principal desafío de todos los estamentos regionales, será construir las capacidades necesarias para ejercer lo contemplado por la nueva Constitución, con el objeto de avanzar en desarrollo, calidad de vida y bienestar de manera equitativa, justa y solidaria.

La esperanza en tiempos difíciles

"Tenemos una gran oportunidad para sostener el anhelo, de recomenzar desde la fraternidad, que nos invita a ser parte activa y no simples espectadores". Oscar Blanco Martínez, Obispo de Calama
E-mail Compartir

Los tiempos de hoy no son fáciles para la esperanza, puesto que cuando miramos alrededor, nos encontramos con mucha preocupación, con un futuro lleno de nubarrones, a nivel local, nacional e internacional, así como también en lo político, social, económico y religioso.

La pandemia y sus nuevas cepas que no dan tegua, mantienen a la población en estado de incertidumbre y con los hospitales que vuelven a verse colapsados. Lo que pasa en nuestro norte con la migración, la violencia, el paro de camioneros y un Estado de Excepción Constitucional en cuatro provincias es preocupante. Si a ello le agregamos los debates y las votaciones en la Convención, la sensación térmica de la esperanza es de temperaturas bajas, con señales si no de invierno, al menos de otoño.

No obstante, gran parte de los chilenos y chilenas mira con optimismo la llegada del próximo gobierno que asume en marzo, incluso llegando a afirmar; -lo que viene será mejor de lo que hay-. Uno puede estar naturalmente inclinado a ello por temperamento, porque elige "ser positivo" o "buena onda". Todo ello puede ser valorado, siempre y cuando, corresponda a la realidad y no se intente reemplazarla o negarla, evitando ver las cosas como son.

Es precisamente cuando la realidad humana contradice nuestras expectativas, cuando se hace necesaria la esperanza evangélica. No cuando podemos, sino cuando ya no podemos, puesto que se trata de abrirnos en la esperanza, a recibir lo que Dios quiere darnos. Sin hacer prevalecer ni reducirnos a lo que nosotros podemos lograr. La esperanza cristiana nos dice que, cuando yo no puedo, otro puede. Cuando ya no hay caminos, otros se abren. Supone comenzar a ver todo desde otro lugar. Y en ese lugar no somos nosotros el centro, sino Dios.

La esperanza implica nuestro compromiso y esfuerzo, por tanto, la actitud que pide es de vigilancia, para advertir las señales de lo que Dios quiere realizar en nosotros y para esto es necesario "levantar la cabeza", como dice Jesús: "Tened ánimo y levantad la cabeza, porque está por llegar la liberación".

En el fútbol, hay algunos jugadores habilidosos que no llegan a triunfar plenamente, porque no saben levantar la cabeza. Se enredan en la jugada, les falta panorama, no ven más allá y no dan el pase a tiempo ni al hombre indicado, son los "pichangueros" o "comilones". La esperanza nos invita a levantar la cabeza, mirar a Dios y a los más pobres que han esperado con ilusión, y hoy tienen derecho de recibir los frutos de un país del que "mana leche y miel".

Las nuevas autoridades están llamadas a sostener la esperanza del pueblo, que clama por una verdadera justicia social. Tenemos una gran oportunidad para sostener el anhelo, de recomenzar desde la fraternidad, que nos invita a ser parte activa y no simples espectadores, de la rehabilitación y sanación de una sociedad herida.