Esta semana empezamos la cuarentena total en nuestra comuna de Calama, determinación que veníamos solicitando desde hace bastante tiempo a la autoridad sanitaria nacional, y pese a que encontramos que llegó tarde, es muy necesaria, considerando el aumento vertiginoso de los casos positivos de COVID-19 como el registro de lamentables fallecimientos en las últimas semanas por esta misma causa, los cuales nos llevó a registrar una de las tasas de letalidad más altas en la región.

Si bien, en estos primeros días la mayoría ha respetado la medida, es importante que nuestros vecinos sigan respetando esta medida de control.

Es ahora donde debemos demostrar a Chile que Calama cumple, que está comprometida con su salud, con el autocuidado, ya que es la única forma que podemos frenar esta compleja situación, incluso cuando hemos aplicado como Municipalidad distintas medidas preventivas que van desde la restricción de funcionamientos a algunos locales, hasta el uso obligatorio de mascarillas, incluso realizando un plan de sanitización masiva que llegó a toda Calama y Alto El Loa.

No queremos más muertes, no queremos más contagiados, porque entendemos lo difícil que es para una familia no poder acompañar a sus seres queridos, no poder estar a su lado; ahora la responsabilidad es de nosotros.

Por nuestra parte, seguiremos trabajando para el bienestar de ustedes, porque su vida nos importa y así como sabemos que esto afecta a la salud también perjudica enormemente la economía de muchos

Por ello que hemos apoyado en la entrega de la ayuda que ha gestionado el Gobierno, pero también la próxima semana comenzaremos con la distribución de las canastas de alimentos que se lograron recaudar en la campaña solidaria "Calama Ayuda a Calama", gracias al aporte de mucha gente que quiso estar presente, además de instituciones, fundaciones y empresas; y en donde beneficiaremos a 6 mil familias que han sido afectadas por esta pandemia que no discrimina, por ello resguárdense y por sobre todo cuidémonos, porque de esto juntos sin dudas saldremos adelante.

Hace unos días hablaba con Alejandra Matus, la periodista chilena, quien confinada en un departamento en Nueva York donde fue a cursar estudios de postgrado, ha sido una voz para impugnar las cifras y estadísticas que entrega el Ministerio de Salud.

Lo que hace dos meses partió como una declaración arriesgada de Matus, al señalar la inconsistencia entre las cifras de fallecidos por COVID-19 y el total de muertos en Chile respecto a años anteriores en las mismas fechas, terminó siendo una verdad que hoy tienen al ministro Mañalich en el ojo del huracán, ya no sólo por reconocer que no fue capaz de medir la magnitud de la pandemia, sino además por el cuestionado ejercicio de no ser capaz de entregar durante casi dos meses la cifra real de fallecidos por la enfermedad. Una vez más, se trata de un Gobierno que sostiene con grandilocuencia procesos que luego terminan en un fracaso. Del "mejor censo de la historia" a "estoy cansado de recibir felicitaciones".

El caso de Alejandra Matus ya empieza a dar para guión de esas películas en que periodistas notables asumen los costos de informar verazmente. Esa épica puesta en pantalla grande, la realizan de manera cotidiana hombres y mujeres que entienden que en la elección del oficio periodístico hay una obligación de correr el velo de las verdades oficiales, no sólo por el imperativo ético, sino que, porque muchas veces ese ejercicio salva vidas.

En el diálogo con Alejandra ella decía que esto era tan simple como volver al clásico ejercicio del periodista: "Si usted dice esto es "A", entonces yo tengo que ir a buscar los datos para ver si "A" es cierto, y si me parece que hay una discrepancia, lo voy a publicar".

Yo no soy periodista, ni escribo estas líneas para hablarles particularmente al gremio. Escribo porque el ejercicio que ella propone, exige un ciudadano ávido de contenido de verdad y no solo de la confirmación de sus propias creencias.

Este mismo medio en que escribo ha sido capaz de poner en el tapete parte de la gran contaminación que afecta a nuestra región, poniéndose al lado de los estudios médicos y científicos que asoman como una verdad incómoda habitual en las zonas mineras de Chile y el mundo. Ese trabajo, no es inocuo, tiene costos y a veces incomprensiones.

Pero tal como las situaciones límites en la vida, tienden a provocar cambios importantes a las personas que las sufren, estoy convencido que este tiempo de pandemia y la enorme crisis económica que se cocina a fuego rápido por cada rincón del planeta, requiere que el principal virus que sea derrotado por la humanidad, sea el virus de la apatía y la desinformación.

La conclusión cómoda, es que necesitamos mejores periodistas, más y mejores medios. Eso es solo una parte de la ecuación. La otra, la más significativa, es personas que valoren la información, que sean capaces de poner cotidianamente en riesgo sus propias creencias a partir del análisis de la realidad. Lo que se requiere es una mejor ciudadanía, que sea capaz de premiar a quienes están de lado de la verdad y castigue a quienes solo intentan que la realidad se ajuste a sus intereses y dogmas.

Parece fácil, pero no lo es.

Francisco Salvador, médico infectólogo del Hospital Regional y académico de la Universidad de Antofagasta, entregó un sombrío panorama para los próximos días si la región no es capaz de revertir la tendencia de contagiados por coronavirus.

Como sabemos -aunque, al parecer, muchos no se han enterado- ya estamos casi al límite de la capacidad, lo que significa que un deterioro de estos indicadores implicará que los equipos médicos tendrán que comenzar a elegir qué vidas salvar.

"Eso es tremendamente dramático, nosotros queremos salvar al máximo (de personas), pero lamentablemente va a llegar un momento que no vamos a poder salvarlos a todos y no queremos que pase, pero no va a poder lograrse mientras la población no tome conciencia de que cada muerte que ocurra es responsabilidad de todos", apuntó.

Hasta ahora, los números siguen al alza, especialmente en Calama, ciudad que entró a una cuarentena que debiera extenderse por varios días más.

Se ha dicho hasta el hartazgo que el mundo no ha vivido un fenómeno así en prácticamente un siglo, desde la gripe española. Muchas de las soluciones son intuitivas, no hay caminos cien por ciento probados, salvo las recomendaciones puntuales, como recurrir al lavado de manos de forma recurrente, usar mascarilla, evitar las aglomeraciones, mantener la distancia, es decir, actuar preventivamente.

Los contagios bordean -para nuestra región- en 3.500 casos y hay un número en aumento de casos críticos, un fenómeno para el que ningún sistema sanitario está preparado.

Hoy, es fundamentalmente la gente la que debe liderar lo sanitario, oyendo las indicaciones de la autoridad. Estamos en un momento extremadamente complicado y definitorio.

"Tomemos conciencia, por favor, aquellas personas que puedan quedarse en sus casas que lo hagan, no busquen cualquier excusa para salir. Todos estamos aburridos de esta situación, pero mientras menos cumplamos con las medidas de aislamiento, más se prolongará esta situación", expresó el facultativo.