Bendita fuerza interior
"Me di cuenta a pesar de todo, que en medio del invierno había dentro de mí un verano invencible". Martín Bretón, Magíster en Política educacional
Vivimos sin duda tiempos difíciles, todo ser humano así lo percibe. Parece que de un momento a otro, la realidad más profunda y verdadera de las cosas desapareció de la noche a la mañana, en todo el mundo. Se esfumó como en un mal encanto y en cosa de momentos, nuestra zona de confort desapareció, para así dar paso a lo que vivimos hoy, una "natural incertidumbre global", que nos está enseñando a vivir nada más que el día a día.
Al evocar nuestros recuerdos del reciente verano, surgen y se avivan esas reuniones familiares y de amigos que acompañaban nuestra existencia. Todo aquello quedó en la profundidad de nuestro ser. Sin embargo la crisis que vivimos hoy, nos hace dar cuenta que el amor, el cariño y la amistad son más fuertes que la distancia física. En estos días somos miles quienes sentimos que de muchas personas y que de todas partes nos llega el resplandor de sus presencias, aunque las distancias sean inconmensurables.
La soledad física que nos ha impuesto el traicionero COVID - 19, ha abierto nuevas formas de comunicarnos, insustituibles al apretón de manos, a un cálido abrazo o al más sincero beso; los afectos físicos son ahora afectos virtuales. No son lo mismo….. pero, nos han servido de salvavidas en este naufragio emocional mundial.
Hemos percibido en estos duros tiempos que el afecto y la comunión de las personas es un acto tan vital como el beber un vaso de agua cristalina y fresca. De esta forma ese vaso de agua se convierte casi en un signo divino y eterno que nos sostiene en esta vida. Nos dimos cuenta, que para construir nuestra humanidad personal, necesitamos de la unión y comunicación con todos.
Hoy en el silencio de nuestros hogares, observamos la presencia fotográfica de nuestros seres queridos, ausentes y aún presentes en este mundo, retenidas en portarretratos o envasadas en una cápsula digital que nos hacen ver sus imágenes ver sus gestos y escuchar en la lejanía sus voces de cariño, siempre infundiéndonos valor ante esta dolorosa pausa. Despertándonos siempre, esa bendita fuerza interior, que nos anima en todo difícil momento de la vida y que Albert Camus lo reflejó así en este texto: "En el medio del odio me pareció que había dentro de mí un amor invencible. En medio de las lágrimas, me pareció que había dentro de mí una sonrisa invencible. En medio del caos, me pareció que había dentro de mí una calma invencible. Me di cuenta a pesar de todo, que en medio del invierno había dentro de mí un verano invencible. Y eso me hace feliz. Porque no importa lo duro que el mundo empuje en mi contra, dentro de mí, hay algo mejor empujando de vuelta.