Conmemoración de los 75 años de los juicios de nUremberg
SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. Presidente germano inició una serie de homenajes para recordar los efectos del juicio en contra de líderes nazis que propiciaron crímenes de lesa humanidad.
Agencias
Alemania, durante mucho tiempo reticente a hurgar en su pasado, recordó ayer el 75º aniversario de los Juicios de Nuremberg, punto de partida de la justicia internacional tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, y durante los cuales fueron juzgados 21 importantes dirigentes nazis.
Obligados por la pandemia, esta ceremonia fue celebrada en la sala 600 del tribunal, la misma en la que fueron juzgados desde el 20 de noviembre de 1945 Hermann Goering, fundador de la Gestapo; Joachim von Ribbentrop, primer nazi ejecutado en la horca por crímenes de lesa humanidad; o Rudolf Hess, exlugarteniente de Adolf Hitler.
El presidente de la República germana, Frank-Walter Steinmeier, una autoridad moral muy respetada en la nación fue el encargado de pronunciar un discurso en un contexto marcado por el auge de la extrema derecha y del antisemitismo en Alemania. Esta ceremonia es el punto de partida de varios actos organizados con motivo de este 75º aniversario, la mayoría de ellos de manera telemática.
Un día histórico
El 20 de noviembre de 1945 los más importantes responsables nazis tras los suicidios de Hitler, Joseph Goebbels y Heinrich Himmler, se sentaron en el banquillo de los acusados para responder por sus crímenes durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Desde 1943, las potencias aliadas reflexionaban del destino de los criminales de guerra alemanes. Incluso antes de la capitulación, se adoptó el principio de un proceso sin precedentes, ante un tribunal internacional y en público.
Tan sólo seis meses después del fin de las hostilidades, los fiscales reúnen 300 mil testimonios y unas 6.600 pruebas, apoyados por 42 volúmenes de archivos para iniciar los juicios.
El proceso se celebra en una ciudad en ruinas, pero cuyo palacio de justicia conectado a una prisión que sigue en pie. Nuremberg, antigua ciudad imperial, es sobre todo el símbolo del auge del nazismo en Alemania, donde Hitler tenía sus grandes mitines y donde fueron promulgadas en 1935 las leyes antijudías.
Los crímenes nazis
El 20 de noviembre de 1945, a las 10 de la mañana, comienza el juicio, en presencia de cientos de periodistas que documentaron el histórico juicio. "La verdadera parte demandante en el estrado es la civilización", declara el fiscal norteamericano Robert Jackson.
En el banquillo de los acusados se encuentran los más altos dignatarios nazis aún vivos, tras los suicidios de Hitler, Goebbels y Himmler.
Todos deben responder por cargos de conspiración, crímenes de guerra, crímenes contra la paz y, por primera vez en la historia, crímenes contra la humanidad, definidos en el juicio como "el asesinato, exterminio, esclavitud, deportación y cualquier otro acto inhumano cometido contra cualquier población civil, antes o durante la guerra, o las persecuciones por motivos políticos, raciales o religiosos". El genocidio recién sería reconocido por el derecho internacional a partir de 1948.
Los acusados se declaran "nicht schuldig" ("inocente"). Pero la proyección de una película grabada por los aliados occidentales en los campos da otra dimensión al proceso, que se estremece con imágenes del horno crematorio de Buchenwald o cuando se ve una pantalla de lámpara hecha de piel humana.
Entre los 33 testigos de la acusación, la combatiente de la resistencia francesa Marie-Claude Vaillant-Couturier, superviviente de los campos de Auschwitz-Birkenau y de Ravensbruck, brinda un relato implacable: a las mujeres que daban a luz les ahogaban los recién nacidos frente a ellas.
El veredicto llega el 1 de octubre de 1946: doce condenas a muerte (entre ellas una en rebeldía para Martin Bormann, el secretario de Hitler cuya muerte se desconocía entonces), tres condenas a cadena perpetua, dos penas de 20 años de prisión, una de 15 años y una de 10 años.
El fin de una macabra guerra
El 16 de octubre de 1946, a la 1 de la mañana, diez de los condenados a muerte fueron ahorcados. Hermann Goering se suicidó unas horas antes en su celda, tragando una cápsula de cianuro, para escapar de un ahorcamiento que consideraba indigno de un soldado. Todos los cuerpos, incluido el de Goering, son incinerados y sus cenizas esparcidas en un afluente del Isar, para evitar que sus tumbas se convirtieran en lugares de reunión.
16 octubre de 1946, diez de los condenados en el juicio de Nuremberg, fueron ahorcados a las 1 de la
19 mañana.