Los hombres me explican cosas
Extracto del libro "Recuerdos de mi inexistencia" Por Rebecca Solnit
Desde la publicación del ensayo he sabido de abogadas, científicas, médicas, especialistas de diversos ámbitos, deportistas y montañistas, mecánicas, albañiles, técnicas de cine y otras mujeres que han recibido explicaciones sobre su área de conocimiento por parte de hombres que no tenían la menor idea de lo que hablaban, pero que consideraban que el mundo estaba tan organizado que el saber era inherente al varón y su ausencia inherente a la mujer; que escuchar era nuestra obligación y estado natural, y perorar, su derecho; tal vez que nuestra tarea consiste en permitir que el sentido de ellos se expanda mientras el nuestro se marchita; que la asimetría en cuanto a quién controla los datos se aplica a todo, desde los temas intelectuales hasta lo que acaba de suceder, y socava la capacidad de las mujeres para hacer casi cualquier cosa, como por ejemplo, a veces, sobrevivir.
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Desde la mañana en que redacté "Los hombres me explican cosas", me costó diez años y docenas de ensayos feministas darme cuenta de que, después de todo, no hablaba de la violencia contra las mujeres ni escribía acerca de ella pese a que leía sobre el tema sin cesar. Escribía sobre qué significa no tener voz y defendía la redistribución de ese poder esencial. La frase fundamental de "Los hombres me explican cosas" es "La credibilidad es una herramienta básica de supervivencia". Sin embargo, me equivocaba al decir que es una herramienta. Una herramienta es algo que asimos con las manos y utilizamos. Lo que haga dependerá de cada persona.
Nuestra credibilidad se deriva en parte del modo en que nuestra sociedad percibe a gente como nosotras, y hemos visto una y otra vez que, por muy creíbles que sean algunas mujeres según criterios supuestamente objetivos reforzados con pruebas, testigos y modelos bien documentados, las personas dedicadas a la protección de los hombres y sus privilegios no las creerán. La misma definición de las mujeres en el pratiarcado está concebida para justificar la desigualdad, incluida la desigual credibillidad.
Aunque a menudo el patriarcado reclama el monopolio de la racionalidad y de la razón, las personas comprometidas con él despreciarán la historia más normal, coherente y verificable contada por una mujer y aceptarán cualquier relato fabuloso de un hombre, fingirán que la violencia sexual es minoritaria y las acusaciones falsas son corrientes, etcétera. ¿Por qué contar historias, si solo acarreará otra tanda de castigo o menosrepcio, o si no se les prestará atención, como si no significaran nada? Así funciona el silenciamiento preventivo.
Tener voz no implica solo la capacidad animal de emitir sonidos, sino también la posibilidad de participar plenamente en las conversaciones que configuran la sociedad, las relaciones con las demás personas y la vida propia. Hay tres elementos claves que son importantes a la hora de tener voz: audibilidad, credibilidad y relevancia.