Antofagasta amenazada
Un sorpresivo proyecto de ley del gobierno de Arturo Alessandri Palma, en febrero de 1933, provocó sorpresa y molestia en la provincia de Antofagasta. El documento disponía una nueva distribución administrativa y contemplaba la anexión de Antofagasta como un departamento de la provincia de Tarapacá. En el texto, Chile quedaba reducido a nueve provincias: Tarapacá, Atacama, Aconcagua, Santiago, Colchagua, Maule, Bío Bío, Cautín y Chiloé. Antofagasta desaparecía del mapa.
La provincia entera se encabritó, como caballo chúcaro.
Sonaron las alarmas y se dispusieron las voluntades para la lucha. Organizaciones civiles, unieron esfuerzos para evitar este "golpe de muerte" que se daría a la provincia más productiva del Norte Grande. Se decidió luchar en la forma más enérgica para defender los intereses de Antofagasta.
El alcalde de la época, Horacio Silva Adriazola convocó a las fuerzas vivas, oficiando de inmediato a los diputados y senadores del Norte. El Comité Pro Defensa del Norte, liderado por Humberto De Ramón, se opuso a la injusta determinación gubernativa y envió sendas notas, expresando la disconformidad de los antofagastinos. En la capital, el representante del Comité, Jaime Pedreny, hizo lo propio, señalando que el Norte estaba dispuesto a defender lo que en justicia le pertenece. Los partidos políticos -sin excepción- se sumaron a las protestas, solicitando se revirtiera la medida, tan desfavorable para los intereses de Antofagasta.
Pero la medida del Gobierno no venía sola. Desde el Ministerio de Hacienda surgió la iniciativa de reorganizar la industria salitrera, que pisoteaba los intereses de ambas provincias. Un importante rol cupo a monseñor Carlos Labbe Márquez, quien sostuvo que los habitantes del Norte defenderían su derecho a continuar siendo una provincia de Chile.
El gobierno de Alessandri tenía presente el acto civilista ocurrido el 26 de septiembre de 1932, que forzó la renuncia del presidente de facto, el general Bartolomé Blanche. Esta prueba del coraje civil antofagastino motivó el retiro del proyecto de reunificación de las dos provincias, terminando con tan grave amenaza.
Una vez más, unidos todos los antofagastinos, fuimos un ejemplo.
Jaime N. Alvarado García,Profesor Normalista - Periodista