Correo
Polémico regreso
El convencional Rojas Vade afirmó recientemente sentirse "obligado" a retomar sus funciones en la Convención. Lo que Rojas Vade omite, muy convenientemente, es que su situación es consecuencia del entramado de mentiras y falsedades con las cuales no solo estafó económicamente, sino que además le permitieron alcanzar un escaño en la Convención Constitucional, ente responsable de elaborar la nueva Carta Fundamental que regirá los destinos del país.
Si bien la ciudadanía tiene mucha responsabilidad en la elección de sus representantes, convengamos que Rojas Vade no solo mancilló la probidad y fe pública, sino que, a la fecha, sigue percibiendo su remuneración y operando en la más absoluta impunidad.
La pregunta es obvia: ¿Queremos que personajes de esta calaña definan el presente y futuro de Chile? La respuesta la tendremos en nuestras manos, chilenas y chilenos, en el plebiscito obligatorio de salida.
Rodrigo Durán Guzmán
Garantías ciudadanas
Es notable comprobar cómo en la Constitución que redacta la Convención Constitucional las garantías ciudadanas que se consagran en un primer inciso son inmediatamente restringidas en su ejercicio en el mismo o en los incisos siguientes.
En efecto, garantías fundamentales como el derecho de propiedad, de emprendimiento, de expresión, de propiedad intelectual, de igual acceso a la justicia y tantas otras quedan restringidas al limitar el Constituyente su ejercicio a "las disposiciones que señale la ley" o a principios abstractos que no se precisan como son "el bien común", "el interés general", "la protección de la naturaleza", "protección primordial de los pueblos indígenas", "enfoque de género", "un Consejo velará por…", por solo nombrar algunas de las innumerables restricciones que se han creado para el ejercicio de las libertades que nos pertenecen a los ciudadanos, y crean un amplio espacio para limitar la actividad privada.
Invito a los lectores, y en especial a mis colegas abogados y constitucionalistas, a un examen detallado de las normas que establecen garantías en la Constitución que se redacta. Podrán comprobar el "sesgo interventor" del texto que se nos propondrá, en el cual los derechos que a nosotros los ciudadanos nos pertenecen por naturaleza quedan siempre controlados en su ejercicio por la política y los políticos, hasta el grado de convertirlos en ilusorios.
Francisco Bartolucci Johnston
El convencionista ideal
El convencionista ideal no debe ser convencional, esto es, no debe sentirse exclusivamente atado a las normas imperantes en nuestra sociedad; por el contrario, debe ser capaz de analizarlas críticamente para superarlas, si lo considera necesario. Por cierto, cada uno ha llegado a la Convención cargado con un bagaje de ideas que por el bien del país desearía convertir en artículos de la futura Constitución. El convencionista debe tomar decisiones sobre temas que desconoce totalmente. Necesita humildad para reconocer este hecho y aprender en corto tiempo de los expertos para adoptar una decisión fundada en la que debería considerar también la opinión de sus votantes. El convencionista ideal debería pensar y hablar claro. Hay que recordar a don Miguel de Cervantes: "Llaneza, muchacho; no te encumbres, que toda afectación es mala". El buen convencionista debería poder decir: "Pícome algún tanto de decir mi razón con palabras claras, llanas y significantes".
En una Constitución es fundamental la impecable elección del léxico y la inequívoca construcción sintáctica. En la década de los 70, en los ámbitos anglosajón y francófono se ha desarrollado el "plain language movement", que se preocupa de estos temas. Sería deseable una revisión final del borrador por un equipo de lingüistas y de hablantes selectos.
Dr. Leopoldo Sáez Godoy
Eventuales consecuencias
Como abogado e historiador, me ha llamado mucho la atención que la futura ministra del Interior no hable de la Región de la Araucanía o del Biobío, como señala nuestra división geográfica, sino de Wallmapu, por congraciarse seguramente con los indigenistas más extremos.
El problema es que una ministra del Interior no puede usar ese término, ya que nos meteremos en un problema diplomático con Argentina y el conflicto mapuche se agrandará en Chile. Wallmapu significa "Territorio Circundante" y su superficie teórica es desde el río Limarí por el norte hasta Chiloé por el sur en el caso de Chile y desde el sur de Buenos Aires hasta la Patagonia en el caso de Argentina.
Las autoridades políticas deben tener extremo cuidado en el uso de las palabras, sobre todo en un idioma que no dominan, como es el mapuche, ya que su mal uso puede traer graves consecuencias políticas y diplomáticas y agravar aún más los problemas.
Emilio Madrid Barros