Despedirse casi en soledad: los funerales de dos antofagastinos en medio de la pandemia
TESTIMONIOS. Familiares del locutor Mario Leiva y la nieta de Fresia Campos, ambos fallecidos por COVID-19, relatan cómo ha sido el doloroso proceso.
Mario Leiva (52) fue un conocido locutor radial de Antofagasta. Con más de 20 años de experiencia, trabajó en las emisoras Sol y FM7. No solo el mundo de las comunicaciones era su pasión, también amaba el deporte. Llegó a ser ayudante técnico de Sergio Marchant en los cadetes del CDA e instructor en su propio gimnasio.
Fresia Campos (65) disfrutaba tejer, hacer costuras, leer y cuidar a sus nietos. Era hogareña, un poco enojona y pero también querendona. Hasta antes de la pandemia, se juntaba seguido con su grupo de amigas a jugar lota.
A pesar de que ambos eran muy sociables, fueron despedidos sin un velorio y con muy pocas personas alrededor, tal como dictan los protocolos para fallecidos por COVID-19.
Fresia fue una de las primeras víctimas fatales del virus en la región, mientras que Mario fue el número 14. Sus familias quisieron narrar quiénes fueron en vida.
"El Negro"
Enrique Leiva (50) despidió a su hermano Mario hace nueve días. El recorrido del cortejo fúnebre del "Negro", como era popularmente conocido, partió desde el Hospital Regional de Antofagasta, pasó por fuera de su casa, del gimnasio que fue el emprendimiento que logró construir en vida, y finalmente al crematorio.
Enrique recuerda a Mario como una persona activa, característica que la mezclaba bien una sonrisa y buen humor. Aquello lo aplicaba constantemente en las actividades que realizaba para los adultos mayores en la junta de vecinos, en los almuerzos, y en las salidas familiares.
Mario desde muy pequeño destacó por ser creativo y perseverante. A la edad de 14 años hizo una promesa con su grupo de amigos de la población Villa México, donde también vivía actualmente: cuando saliera de cuarto medio se iba a dedicar a la radio, lo que finalmente consiguió.
"En una radio local le dieron de a poquito la oportunidad y él se fue metiendo en el rubro", relató su hermano Enrique.
Actualmente el "Negro" dedicaba tiempo a ser DT del club amateur Lautaro y dictaba clases en su gimnasio ubicado en el sector norte de la ciudad. Aquella cercanía generó que en su funeral cientos de personas lo despidieran con cánticos y globos desde las casas.
Sus hijos Felipe (34), Mario (25) y Alexander (10) reconocen con orgullo el legado que su padre dejó, aunque lamentan el no haberse despedido de la forma acostumbrada, pero tienen el consuelo de que fue alguien muy entregado, divertido y estricto cuando había que serlo.
"La última vez que tuve contacto con él fue el 30 de abril, a través de una videollamada. Me acuerdo que estaba con oxígeno y dificultad respiratoria, pero me llamó la atención que no hablaba mucho, limitándose solo a contemplarme junto a mi hijo León de tres años", recordó Felipe, el mayor de los hermanos.
cenizas al mar
Jocelyn Aguilera (25) despidió a su abuela Fresia Campos hace 50 días. Hasta el día de hoy su nieta considera lo sucedido como "terrible", ya que todo el proceso fue solitario y breve.
Fresia vivía en Antofagasta junto a su hija, yerno y tres nietas, mientras que el resto de la familia (tres hijos más) se encontraba en Temuco, ciudad que justo en ese momento estaba en cuarentena total, lo que impidió que la familia pudiera viajar.
Los restos fueron trasladados directamente desde el Hospital Regional al cementerio Parque San Cristóbal.
"Todo esto lo hice yo junto a mi papá, ya que mi mamá y una de mis hermanas estuvieron en cuarentena por haber tenido contacto con mi abuela. Uno no se podía acercar ni despedirse de forma cariñosa por las razones obvias, era más cruel verla solita en una capilla", dijo Jocelyn.
En vida, Fresia siempre le pedía a su entorno más cercano que cuando falleciera, sus restos debían ser cremados y así terminó ocurriendo. Como familia ya hablaron de que cuando todo retorne a la normalidad, se juntarán para realizar una ceremonia y lanzar las cenizas al mar.
"He tenido mucha frustración y pena, de hecho aún no asimilo todo lo que pasó. A veces pienso que aún va a estar ahí en la pieza o dando vueltas, la verdad que todo es muy reciente", expresó su nieta.
La mujer agregó que "una de las cosas que da pena, es que ella era muy sociable, entonces mucha gente llamó porque la conocía y quería despedirse, pero no lo pudo hacer".
"Una de las cosas que da pena, es que ella era muy sociable, entonces mucha gente llamó porque la conocía y quería despedirse, pero no lo pudo hace".
Jocelyn Aguilera, Nieta de Fresia Campos