La sana convivencia en nuestras calles
La tolerancia y empatía deben primar para evitar hechos violentos ante situaciones que nos alteran y confunden. "Se debiera orientar programas de convivencia vial. Más ahora con el aumento del parque de vehículos livianos que comparten vías con automóviles y camiones en todas sus dimensiones".
Muchos explican que los problemas de intolerancia e irascibilidad que se están repitiendo entre los conductores de vehículos motorizados se deben en gran parte a los efectos de la pandemia. Los extensos confinamientos, el control para acceder a los espacios públicos, y otros han provocados estados mentales alterados y que por instantes se desbordan y terminan en conductas agresivas.
Ese es un problema complejo, porque la falta de control puede derivar en hechos indeseados y de una gravedad de carácter delictual.
Las imágenes viralizadas en que un motociclista rompe a "cadenazos" los vidrios de un automóvil de una conductora que osó increpar una mala maniobra con discusión incluida, es una muestra de lo que puede ocurrir. El atacante por distintos medios de comunicación ha manifestado su arrepentimiento y aclara que su intención nunca fue atacar a la mujer y que realmente no se explica su airada reacción.
Una claro ejemplo de los estados alterados y las reacciones inapropiadas ante hechos accidentales, que suelen tener consecuencias. El joven motorista fue formalizado y arriesga condena y multa.
Por ello se debe insistir en la creación de una política de Estado para atacar las consecuencias en el estado mental de las personas en pandemia y lo que viene más adelante tras su fin. Mejorar las atenciones y procurar tratamientos para los casos más graves, es prioritario porque estamos frente a un problema sanitario que requiere de una alta preocupación.
En paralelo, y para los casos específicos, se debe trabajar en la convivencia vial. Más ahora con el aumento del parque de vehículos livianos como motocicletas y bicicletas que comparten vías con automóviles y camiones en todas sus dimensiones.
Debe existir respeto desde ambos sectores. Los más livianos deben ceñirse a las normas de tránsito y no aprovechar sus características para maniobras zigzagueantes y desde los más pesados entender que están aquellos en condiciones de desventaja ante alguna colisión o simple "topón".
Las calles y autopistas deben ser compartidas bajo la premisa de una sana convivencia en la que todos deben aportar para evitar accidentes.